A Unai también le gustó el contacto de la mano del fauno, una corriente eléctrica invadió su cuerpo tras el contacto. La piel tiene su propio lenguaje y el tacto de aquella mano tan fuerte, caliente y masculina, estremeció al Omega. El nombre de su acompañante le resultó muy musical y estimulante sobre todo por la forma en cómo lo pronunció el fauno al presentarse remarcando la primera consonante "RRRheiki"
- A mí también me gusta, el tuyo.... Rheiki. Suena muy bien
Al calor de la hoguera, ambos se relajaron y fueron tomando confianza. Unai tenía la cabeza inclinada sobre el fuego mientras preparaba la cena, su melena pelirroja adquirió el reflejo de la lumbre. Aunque no se atrevía a levantar la cabeza, sabía que el fauno le estaba observando... alzó la vista y le sonrió tímidamente. Se miraron. El silencio habló por ellos.
Al ver que al pastorcillo le costaba cortar un trozo de queso ahumado con una navaja mal afilada y temiendo que pudiese cortarse un dedo, Rheiki se ofreció a hacerlo. Al muchacho le gustó ese gesto por parte del fauno, una muestra de amabilidad y compañerismo, al tiempo que pudo contemplar cómo sus bíceps aumentaban de tamaño con aquella acción.
- Gracias
El Omega le contó un poco de su vida a su acompañante.. Vivía en la granja con su padre, un hombre autoritario, su madre, y su hermanastro. De la unión de su progenitor con su primera esposa, nació Belver, su hermanastro. Es un muchacho dominante y de mal carácter que a sus 21 años se creía con el derecho de imponer su voluntad a los que le rodeaban. Trataba con desprecio y malas maneras a Unai.
También le contó al fauno que disfrutaba llevando a sus ovejas a pastar a la colina para alejarse un poco de su padre y hermanastro. Unai no tenía amigos, por eso la posibilidad de haberse encontrado con uno - uno tan especial - le llenaba de alegría.
- A mí también me gusta, el tuyo.... Rheiki. Suena muy bien
Al calor de la hoguera, ambos se relajaron y fueron tomando confianza. Unai tenía la cabeza inclinada sobre el fuego mientras preparaba la cena, su melena pelirroja adquirió el reflejo de la lumbre. Aunque no se atrevía a levantar la cabeza, sabía que el fauno le estaba observando... alzó la vista y le sonrió tímidamente. Se miraron. El silencio habló por ellos.
Al ver que al pastorcillo le costaba cortar un trozo de queso ahumado con una navaja mal afilada y temiendo que pudiese cortarse un dedo, Rheiki se ofreció a hacerlo. Al muchacho le gustó ese gesto por parte del fauno, una muestra de amabilidad y compañerismo, al tiempo que pudo contemplar cómo sus bíceps aumentaban de tamaño con aquella acción.
- Gracias
El Omega le contó un poco de su vida a su acompañante.. Vivía en la granja con su padre, un hombre autoritario, su madre, y su hermanastro. De la unión de su progenitor con su primera esposa, nació Belver, su hermanastro. Es un muchacho dominante y de mal carácter que a sus 21 años se creía con el derecho de imponer su voluntad a los que le rodeaban. Trataba con desprecio y malas maneras a Unai.
También le contó al fauno que disfrutaba llevando a sus ovejas a pastar a la colina para alejarse un poco de su padre y hermanastro. Unai no tenía amigos, por eso la posibilidad de haberse encontrado con uno - uno tan especial - le llenaba de alegría.