- Sí, pronto será noche cerrada y aparecerán los lobos. Por mí no tengo tanto miedo pero mis ovejas sí que corren peligro si las rodean una manada grande.
Silbó con dos dedos y Oriol , su leal labrador de color chocolate, se encargó de reunir a todo el rebaño y prepararlas para el regreso a la granja. Unai no quería separarse de su amigo, por primera vez en muchos años se sentía protegido y lleno de júbilo. Tenía las mejillas muy encendidas a causa de esa "extraña fiebre" que le provocaba el deseo de dar y recibir abrazos, pestañear lágrimas de dulzura con sus ojos, y no parar de sonreír... ¿Qué me está sucediendo? ¿habré cogido frío y me estoy poniendo enfermo? - se preguntó en silencio - pero no me encuentro mal ¡todo lo contrario! es una felicidad que embriaga todos mis sentidos como el vino que sirven en las ceremonias y festines.
Cuando el fauno empezó a saltar y a correr, Unai se estrechó aún más él. Las melenas de ambos se unieron al viento... el omega sintió la red entrelazada de músculos del macho Alfa entre sus muslos, se estremeció con el calor de su sangre y esa piel masculina tan vibrante...
- Agárrate bien a mí y no te caigas - dijo Rheiki
Unai se aferró como la hiedra a un muro sólido, apoyó su rostro en el cuello del fauno y en sus brazos pudo notar los fuertes pectorales de su amigo.
Rheinki, ejecutó saltos aún más impresionantes con el fin de que Unai pudiese atrapar las manzanas más selectas y apetitosas. Luego, tomaron un descanso, pero el chico no quería separarse de su amigo. Hacía frío y se estaba muy calentito entre aquellos brazos y entre el sedoso pelaje de muslos y patas del Fauno. Le divertía y encantaba dar de comer a su amigo..las carcajadas de Unai eran pura música.
- ¿Tienes más hambre? jajjajjajaj.... no. no, yo, déjame que sea yo quien te de comer, por favor. Y volvía a reír, a mirar a su amigo, a limpiarle el jugo de la fruta que goteaba sobre el pecho y la barba del Fauno. La próxima vez que nos veamos te voy a traer una comida deliciosa, vale?
Entrechocaron las palmas de las manos para hacer un trato entre colegas.
- Rheiki, por favor... no me abandones, ¿Puedo ser tu amigo? dijo esto último cuando ya estaba cerca de su casa y procurando que su amigo no viese que se había ruborizado hasta la raíz del pelo.
- ¿Cómo puedo encontrarte?
"Unaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"..... era la voz de su padre llamándole.
- Hasta pronto Rheiki. Tengo que entrar ya a casa.
Su mirada dijo mucho más de lo que él no era consciente, era una mirada abierta al amor aunque Unai no sabía aún que el amor existía.
El Fauno desapareció entre las hojas como un suspiro fundiéndose con las sombras y la respiración natural de los árboles.
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Cuando la familia se reunió para la cena, oyó exclamar a Belver:
- ¿Qué es ese puto olor? ¿De dónde viene?
"Unai, te has lavado para sentarte a la mesa?" le ordenó su madre
- Sí, mamá.. hace apenas un rato me estuve dando un baño en el río..
"Es un olor muy fuerte, hijo. Debe ser que los carneros estén excitados por alguna de las hembras que haya entrado en celo"... Unai, dedujo al instante cual podría ser el motivo pero no quería deshacerse del olor con el que su amigo le había impregnado. Sentía que su amigo estaba aún con él, protegiéndole con sus fuertes brazos.
- Ese olor no proviene de los carneros - afirmó con rotundidad el hermanastro de Unai - sino de un animal macho más grande y potente.
- ¿Dónde has estado y con quién te has revolcado imbécil? le gritó al chico agarrándole del cuello.
- Belver, no le hables así a tu hermano pequeño. Intentó mediar la madre.
Unai se dirigió a su habitación disculpándose ante su familia y dando la excusa de que esa noche se sentía muy cansado y prefería ir a dormir sin cenar.
De madrugada, en la oscuridad y mientras Unai dormía abrazado a la almohada, la puerta de su habitación se abrió con mucho sigilo.
Alguien deslizó las sábanas para dejar al descubierto el cuerpo desnudo del muchacho.. los hombros, la suave curva de su espalda, las nalgas pequeñas pero redondas y bien formadas se distinguieron en la penumbra. De repente, alguien encendió una vela y se acercó aún más a Unai para separarle con mucho cuidado los muslos.. se trataba de Belver, su hermanastro que en su delirio estaba convencido de que el chico había mantenido relaciones sexuales con un macho.
La luz de aquella vela no dejó lugar a ninguna duda: el pequeño, estrecho y rosado agujero del muchacho estaba intacto, virginal, como el botón tierno de una rosa que aún no conoce la luz del sol, dormido y custodiado por los dos hemisferios carnosos de aquel culo tan suave y tentador.
- Este cabrón está en celo y estoy convencido que ha atraído a algún semental.- Susurró entre dientes el hermanastro antes de apagar la luz de la vela - le vigilaré más de cerca.
Mientas se alejaba de la cama del durmiente y desaparecía por la puerta fue dejando un rastro de gotas de fluido preseminal que fue esparciendo su potente verga en erección. Más tarde, Belver no tuvo más remedio que masturbarse en un lugar semioculto del granero y al refugio de la luna.
- Maldito seas, Unai, maldito seas-- gritó mientras se desahogaba y vaciaba el contenido íntegro de sus testículos.
Silbó con dos dedos y Oriol , su leal labrador de color chocolate, se encargó de reunir a todo el rebaño y prepararlas para el regreso a la granja. Unai no quería separarse de su amigo, por primera vez en muchos años se sentía protegido y lleno de júbilo. Tenía las mejillas muy encendidas a causa de esa "extraña fiebre" que le provocaba el deseo de dar y recibir abrazos, pestañear lágrimas de dulzura con sus ojos, y no parar de sonreír... ¿Qué me está sucediendo? ¿habré cogido frío y me estoy poniendo enfermo? - se preguntó en silencio - pero no me encuentro mal ¡todo lo contrario! es una felicidad que embriaga todos mis sentidos como el vino que sirven en las ceremonias y festines.
Cuando el fauno empezó a saltar y a correr, Unai se estrechó aún más él. Las melenas de ambos se unieron al viento... el omega sintió la red entrelazada de músculos del macho Alfa entre sus muslos, se estremeció con el calor de su sangre y esa piel masculina tan vibrante...
- Agárrate bien a mí y no te caigas - dijo Rheiki
Unai se aferró como la hiedra a un muro sólido, apoyó su rostro en el cuello del fauno y en sus brazos pudo notar los fuertes pectorales de su amigo.
Rheinki, ejecutó saltos aún más impresionantes con el fin de que Unai pudiese atrapar las manzanas más selectas y apetitosas. Luego, tomaron un descanso, pero el chico no quería separarse de su amigo. Hacía frío y se estaba muy calentito entre aquellos brazos y entre el sedoso pelaje de muslos y patas del Fauno. Le divertía y encantaba dar de comer a su amigo..las carcajadas de Unai eran pura música.
- ¿Tienes más hambre? jajjajjajaj.... no. no, yo, déjame que sea yo quien te de comer, por favor. Y volvía a reír, a mirar a su amigo, a limpiarle el jugo de la fruta que goteaba sobre el pecho y la barba del Fauno. La próxima vez que nos veamos te voy a traer una comida deliciosa, vale?
Entrechocaron las palmas de las manos para hacer un trato entre colegas.
- Rheiki, por favor... no me abandones, ¿Puedo ser tu amigo? dijo esto último cuando ya estaba cerca de su casa y procurando que su amigo no viese que se había ruborizado hasta la raíz del pelo.
- ¿Cómo puedo encontrarte?
"Unaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"..... era la voz de su padre llamándole.
- Hasta pronto Rheiki. Tengo que entrar ya a casa.
Su mirada dijo mucho más de lo que él no era consciente, era una mirada abierta al amor aunque Unai no sabía aún que el amor existía.
El Fauno desapareció entre las hojas como un suspiro fundiéndose con las sombras y la respiración natural de los árboles.
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Cuando la familia se reunió para la cena, oyó exclamar a Belver:
- ¿Qué es ese puto olor? ¿De dónde viene?
"Unai, te has lavado para sentarte a la mesa?" le ordenó su madre
- Sí, mamá.. hace apenas un rato me estuve dando un baño en el río..
"Es un olor muy fuerte, hijo. Debe ser que los carneros estén excitados por alguna de las hembras que haya entrado en celo"... Unai, dedujo al instante cual podría ser el motivo pero no quería deshacerse del olor con el que su amigo le había impregnado. Sentía que su amigo estaba aún con él, protegiéndole con sus fuertes brazos.
- Ese olor no proviene de los carneros - afirmó con rotundidad el hermanastro de Unai - sino de un animal macho más grande y potente.
- ¿Dónde has estado y con quién te has revolcado imbécil? le gritó al chico agarrándole del cuello.
- Belver, no le hables así a tu hermano pequeño. Intentó mediar la madre.
Unai se dirigió a su habitación disculpándose ante su familia y dando la excusa de que esa noche se sentía muy cansado y prefería ir a dormir sin cenar.
De madrugada, en la oscuridad y mientras Unai dormía abrazado a la almohada, la puerta de su habitación se abrió con mucho sigilo.
Alguien deslizó las sábanas para dejar al descubierto el cuerpo desnudo del muchacho.. los hombros, la suave curva de su espalda, las nalgas pequeñas pero redondas y bien formadas se distinguieron en la penumbra. De repente, alguien encendió una vela y se acercó aún más a Unai para separarle con mucho cuidado los muslos.. se trataba de Belver, su hermanastro que en su delirio estaba convencido de que el chico había mantenido relaciones sexuales con un macho.
La luz de aquella vela no dejó lugar a ninguna duda: el pequeño, estrecho y rosado agujero del muchacho estaba intacto, virginal, como el botón tierno de una rosa que aún no conoce la luz del sol, dormido y custodiado por los dos hemisferios carnosos de aquel culo tan suave y tentador.
- Este cabrón está en celo y estoy convencido que ha atraído a algún semental.- Susurró entre dientes el hermanastro antes de apagar la luz de la vela - le vigilaré más de cerca.
Mientas se alejaba de la cama del durmiente y desaparecía por la puerta fue dejando un rastro de gotas de fluido preseminal que fue esparciendo su potente verga en erección. Más tarde, Belver no tuvo más remedio que masturbarse en un lugar semioculto del granero y al refugio de la luna.
- Maldito seas, Unai, maldito seas-- gritó mientras se desahogaba y vaciaba el contenido íntegro de sus testículos.