Unai, al principio tímido y vergonzoso como un niño no se apartaba de los brazos protectores del fauno, pero poco a poco fue tomando confianza con los amigos de Rheiki que resultaban ser tan misteriosos y divertidos.
Escuchó con verdadero deleite y atención las historias que contaban los tres compañeros, ese ambiente masculino de camaradería fascinaba a Unai porque siempre deseó ser un guerrero fuerte y ágil a pesar de su naturaleza dócil y agradable.
La curiosidad innata de Unai hizo que se fijase - además de la complexión muscular y estatura - en los genitales de aquellos hombres. la naturaleza los había dotado claramente para inseminar y marcar con su olor a todo cuanto encontraban a su paso. Todo lo diferente tanto por su tamaño o forma atrae y en cierto modo seduce: el omega imaginó aquellas enormes vergas en erección a la hora de reproducirse o gozar sexualmente y le entró una especie de vértigo interior. Sus entrañas palpitaron de excitación sin saber realmente cual era el motivo de que su vientre se mostrase tan hambriento no de comida sino de otro tipo de alimento aún desconocido y misterioso para él. Es el orden natural de las cosas, pensó el omega. Unai se preguntó por qué de manera natural y espontánea su cuerpo buscaba constantemente el contacto y la cercanía de su amigo, por qué necesitaba tanto su calor y protección. Cada vez se sentía más a gusto entre sus brazos... se había convertido en una esponja sedienta de la cercanía su amigo.
- Gracias por ser tan amables conmigo y ofrecerme su amistad. Les dijo a Volthur y Andreas.
Rió con las aventuras y anécdotas que contaron. Eran hombres de apariencia ruda y amenazante, pero el chico más allá de los gestos desenfadados y masculinos de aquellos Alfas, sabía apreciar y leer el buen corazón de aquellos seres. Se volvió hacia el fauno y en un momento de disimulo le susurró al oído: Así que "cuernos flojos", eh? menudo susto me hubieses dado si veo que se te quema tu bonito y sedoso pelaje.
Y con un gesto de absoluta complicidad y espontaneidad acarició los muslos al fauno. "Se me encoge el corazón sólo con pensar que te hubieses quemado y hecho daño, Rheiki. Debes tener más cuidado". Sintió ganas de abrazar y besar a su amigo pero reprimió ese gesto de cariño por no encontrarlo apropiado en ese momento delante de otros machos. las peludas y suaves piernas del fauno mantenían al sumiso calentito y seguro como un gorrión en un nido.
- Me gustaría visitar algún día ese valle, Volthur. Debe estar poblado de muchos misterios y cosas hermosas pero procuraré que el espíritu del fuego no le haga daño a mi amigo. Bueno,, ni a vosotros tampoco a los que ya os considero amigos míos.
Volthur. halagado con las palabras del muchacho comenzó a bromear con él-
- Bueno, me está entrando un hambre brutal. ¿Que tal si matamos pillamos a una de tus ovejitas y las asamos en un buen fuego? Apuesto que su carne sabe deliciosa
- Noooooooo. mis ovejas son mías y no se comen.
- Ahhhhh, entonces..... (Volthur se acercó al chico) ¿que tal si nos cenamos a un humano? la carcajada del orco bromista resonó por todo el bosque- Unai fue corriendo a refugiarse en las espaldas del fauno a quien abrazó con fuerza. El cabello de su amigo olía en ese momento a musgo, a noche primaveral de luna llena cuando las flores secretas se abren e invitan a soñar, a humo, a zumo de durazno y sándalo. Unai enlazó sus brazos al cuello del alfa como una hiedra húmeda y caliente.
(Siento algo extraño y especial cuando estoy con tus amigos Alfas, como si necesitase estar más cerca de ti.. ¿es algo propio de un Omega, no? es curioso ese sentimiento. Gracias por esa bonita caléndula.. tan bello mi fauno! eres lovely)
Escuchó con verdadero deleite y atención las historias que contaban los tres compañeros, ese ambiente masculino de camaradería fascinaba a Unai porque siempre deseó ser un guerrero fuerte y ágil a pesar de su naturaleza dócil y agradable.
La curiosidad innata de Unai hizo que se fijase - además de la complexión muscular y estatura - en los genitales de aquellos hombres. la naturaleza los había dotado claramente para inseminar y marcar con su olor a todo cuanto encontraban a su paso. Todo lo diferente tanto por su tamaño o forma atrae y en cierto modo seduce: el omega imaginó aquellas enormes vergas en erección a la hora de reproducirse o gozar sexualmente y le entró una especie de vértigo interior. Sus entrañas palpitaron de excitación sin saber realmente cual era el motivo de que su vientre se mostrase tan hambriento no de comida sino de otro tipo de alimento aún desconocido y misterioso para él. Es el orden natural de las cosas, pensó el omega. Unai se preguntó por qué de manera natural y espontánea su cuerpo buscaba constantemente el contacto y la cercanía de su amigo, por qué necesitaba tanto su calor y protección. Cada vez se sentía más a gusto entre sus brazos... se había convertido en una esponja sedienta de la cercanía su amigo.
- Gracias por ser tan amables conmigo y ofrecerme su amistad. Les dijo a Volthur y Andreas.
Rió con las aventuras y anécdotas que contaron. Eran hombres de apariencia ruda y amenazante, pero el chico más allá de los gestos desenfadados y masculinos de aquellos Alfas, sabía apreciar y leer el buen corazón de aquellos seres. Se volvió hacia el fauno y en un momento de disimulo le susurró al oído: Así que "cuernos flojos", eh? menudo susto me hubieses dado si veo que se te quema tu bonito y sedoso pelaje.
Y con un gesto de absoluta complicidad y espontaneidad acarició los muslos al fauno. "Se me encoge el corazón sólo con pensar que te hubieses quemado y hecho daño, Rheiki. Debes tener más cuidado". Sintió ganas de abrazar y besar a su amigo pero reprimió ese gesto de cariño por no encontrarlo apropiado en ese momento delante de otros machos. las peludas y suaves piernas del fauno mantenían al sumiso calentito y seguro como un gorrión en un nido.
- Me gustaría visitar algún día ese valle, Volthur. Debe estar poblado de muchos misterios y cosas hermosas pero procuraré que el espíritu del fuego no le haga daño a mi amigo. Bueno,, ni a vosotros tampoco a los que ya os considero amigos míos.
Volthur. halagado con las palabras del muchacho comenzó a bromear con él-
- Bueno, me está entrando un hambre brutal. ¿Que tal si matamos pillamos a una de tus ovejitas y las asamos en un buen fuego? Apuesto que su carne sabe deliciosa
- Noooooooo. mis ovejas son mías y no se comen.
- Ahhhhh, entonces..... (Volthur se acercó al chico) ¿que tal si nos cenamos a un humano? la carcajada del orco bromista resonó por todo el bosque- Unai fue corriendo a refugiarse en las espaldas del fauno a quien abrazó con fuerza. El cabello de su amigo olía en ese momento a musgo, a noche primaveral de luna llena cuando las flores secretas se abren e invitan a soñar, a humo, a zumo de durazno y sándalo. Unai enlazó sus brazos al cuello del alfa como una hiedra húmeda y caliente.
(Siento algo extraño y especial cuando estoy con tus amigos Alfas, como si necesitase estar más cerca de ti.. ¿es algo propio de un Omega, no? es curioso ese sentimiento. Gracias por esa bonita caléndula.. tan bello mi fauno! eres lovely)