03-15-2017, 04:42 PM
(No tienes porque disculparte amigo. Sinceramente, con la buena mezcla que haces entre erotismo y ternura, me tienes al borde de hacer que este fauno te insemine :D . Seriamente, aprecio la dedicación que le pones a esto. No importa si escribes mucho o poco, me encanta la calidad con que lo haces. A decir verdad, yo también siento una fiebre por esta historia y me gusta que los dos la compartamos)
El macho secaba con serenidad las lagrimas de su amigo, intentado comprender el por que se su espontanea tristeza. Su brazos fuertes sostenían a la hermosa figura en frente de el, experimentando plácidamente el contacto de pieles empapadas. Cuando el otro escondió su cara tímidamente, Rheiki hablo: - No te faltara el aire mi príncipe. Nos veremos mañana, verdad? Se que eres fuerte y pasaras la noche soñando dulces cosas - Antes de que pudiera seguir, recibió el beso con el distintivo calor que alcanzo el limite de sus labios. El alfa quedo perplejo ante la sorpresa, dando a Unai el chance de alejarse. Cuando volvió en si, lo persiguió, pero el pastorcillo ya se acercaba a la casa de campo-
- R, eso fue....? - Cuestiono Andreas con una afable expresión.
- No... lo se - respondió tocándose la mejilla donde labios sinónimos de miel y leche pura habían reposado tiernamente.
Esa noche, Rheiki tambien se acostó sin cenar. Concilio sueño fácilmente, cansado de preguntarse que había significado ese beso, sin duda diferente. En el escenario creado por su subconsciente, junto a un cielo purpura y no negro, permanecía sentado en el mismo lugar donde cerro los ojos. Sin embargo sus amigos no estaban ahí. El único presente era un chico de melena roja, con su cara escondida en pecho velludo, su trasero desnudo y terso al tacto.
- Mírame - suplico Rheiki cortésmente. - Por favor, mírame - repetía sin respuesta. El joven en sus brazos solo suspiraba su nombre, manteniendo la cara fuera de alcance. Posteriormente, una fuerte brisa lo despierta. El viajero se levanta aturdido por el sueño, notando la figura durmiente del centauro en la oscuridad, pero sin señal del orco. Es entonces cuando se dispone a caminar un poco, disfrutando de la grama entre sus pezuñas mientras la temperatura mantenia a su miembro tranquilo. Se acerco a la entrada del bosque, observando la granja y sin razón aparente esperando que Unai pudiera verlo.
Por supuesto tal suerte no se dio, por lo que el fauno se dispuso a volver al campamento. No teman, porque al menos se encontró algo interesante en el camino. Cerca del lugar de descanso, bajo un arco natural de piedra y troncos caidos, presencio Rheiki como su amigo Volthur desfloraba a una inocente viajera humana, presuntamente comerciante de la capital. Al principio, por los sollozos de la joven y los gruñidos del orco, el caprino se dispuso a defender la chica en caso de que sufriera un abuso, pero no podia estar más equivocado. La mujer con deleite aceptaba la intrusión de la lengua de su captor dentro de carnosos labios mientras una verga erecta y pestilente la embestía en su inocente entrada. El ogro la marcaba con su sudor mientras se preparaba para inseminarla, corriendo el riesgo de plantar pequeños en ese casto vientre.
No queriendo sobrepasarse, el fauno se retiro con una sonrisa, imaginando que excusa daría su amigo mañana y escuchando en la distancia un rugido salvaje; millones de semillas buscando un ovulo para fecundar.
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Siguiendo el ciclo de celo primaveral, los tres machos se separaron temprano en la mañana para marcar con sus fluidos la zona. Rheiki intento hacer alusión a sus recientes sueños, liberando con éxito su ya normal disparo de esperma. Es en ese momento donde se da cuenta de lo estúpido que ha podido ser. - ¿Como es que no se me ocurrió? Se que Unai es un omega y aun así no paro de dejar marcas de alfa por todo el bosque. Espero que eso no este afectando a mi pequeño. - Penso preocupado.
Se regocijo al encontrarse con el chico de nuevo, sintiendo un sutil despertar sexual al ver su virginal expresión mezclada con su viril porte de cazador, arco y flecha a disposición. - No te preocupes colega, todos nos comportamos así de vez en cuando - Dijo jugando con el cabello del pastor. - No sabia que tenias arco y flecha Unai. Ignora la puntería por ahora, mejorara. ¿Puedo acompañarte en tu practica? - Pregunto recibiendo una dulce afirmación.
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Los amigos reían, discutiendo quien ganaría si peleara un gigante contra un elfo oscuro. - Vamos Unai. Se que los elfos oscuros son muy sagaces pero si el gigante apunta bien, lo aplastaría como a una mosca - Dijo mientras limpiaba su flauta. El chico se concentraba en su objetivo, poco a poco mejorando su precisión. La discusión siguió hasta que se formo un cómodo silencio, durando hasta el momento en que fauno, sin querer, libero un sonoro gas. Fue su turno de enrojecerse profundamente mientras su chico reía.
- Como si tu no te los echaras - Se excuso avergonzado.
El macho secaba con serenidad las lagrimas de su amigo, intentado comprender el por que se su espontanea tristeza. Su brazos fuertes sostenían a la hermosa figura en frente de el, experimentando plácidamente el contacto de pieles empapadas. Cuando el otro escondió su cara tímidamente, Rheiki hablo: - No te faltara el aire mi príncipe. Nos veremos mañana, verdad? Se que eres fuerte y pasaras la noche soñando dulces cosas - Antes de que pudiera seguir, recibió el beso con el distintivo calor que alcanzo el limite de sus labios. El alfa quedo perplejo ante la sorpresa, dando a Unai el chance de alejarse. Cuando volvió en si, lo persiguió, pero el pastorcillo ya se acercaba a la casa de campo-
- R, eso fue....? - Cuestiono Andreas con una afable expresión.
- No... lo se - respondió tocándose la mejilla donde labios sinónimos de miel y leche pura habían reposado tiernamente.
Esa noche, Rheiki tambien se acostó sin cenar. Concilio sueño fácilmente, cansado de preguntarse que había significado ese beso, sin duda diferente. En el escenario creado por su subconsciente, junto a un cielo purpura y no negro, permanecía sentado en el mismo lugar donde cerro los ojos. Sin embargo sus amigos no estaban ahí. El único presente era un chico de melena roja, con su cara escondida en pecho velludo, su trasero desnudo y terso al tacto.
- Mírame - suplico Rheiki cortésmente. - Por favor, mírame - repetía sin respuesta. El joven en sus brazos solo suspiraba su nombre, manteniendo la cara fuera de alcance. Posteriormente, una fuerte brisa lo despierta. El viajero se levanta aturdido por el sueño, notando la figura durmiente del centauro en la oscuridad, pero sin señal del orco. Es entonces cuando se dispone a caminar un poco, disfrutando de la grama entre sus pezuñas mientras la temperatura mantenia a su miembro tranquilo. Se acerco a la entrada del bosque, observando la granja y sin razón aparente esperando que Unai pudiera verlo.
Por supuesto tal suerte no se dio, por lo que el fauno se dispuso a volver al campamento. No teman, porque al menos se encontró algo interesante en el camino. Cerca del lugar de descanso, bajo un arco natural de piedra y troncos caidos, presencio Rheiki como su amigo Volthur desfloraba a una inocente viajera humana, presuntamente comerciante de la capital. Al principio, por los sollozos de la joven y los gruñidos del orco, el caprino se dispuso a defender la chica en caso de que sufriera un abuso, pero no podia estar más equivocado. La mujer con deleite aceptaba la intrusión de la lengua de su captor dentro de carnosos labios mientras una verga erecta y pestilente la embestía en su inocente entrada. El ogro la marcaba con su sudor mientras se preparaba para inseminarla, corriendo el riesgo de plantar pequeños en ese casto vientre.
No queriendo sobrepasarse, el fauno se retiro con una sonrisa, imaginando que excusa daría su amigo mañana y escuchando en la distancia un rugido salvaje; millones de semillas buscando un ovulo para fecundar.
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Siguiendo el ciclo de celo primaveral, los tres machos se separaron temprano en la mañana para marcar con sus fluidos la zona. Rheiki intento hacer alusión a sus recientes sueños, liberando con éxito su ya normal disparo de esperma. Es en ese momento donde se da cuenta de lo estúpido que ha podido ser. - ¿Como es que no se me ocurrió? Se que Unai es un omega y aun así no paro de dejar marcas de alfa por todo el bosque. Espero que eso no este afectando a mi pequeño. - Penso preocupado.
Se regocijo al encontrarse con el chico de nuevo, sintiendo un sutil despertar sexual al ver su virginal expresión mezclada con su viril porte de cazador, arco y flecha a disposición. - No te preocupes colega, todos nos comportamos así de vez en cuando - Dijo jugando con el cabello del pastor. - No sabia que tenias arco y flecha Unai. Ignora la puntería por ahora, mejorara. ¿Puedo acompañarte en tu practica? - Pregunto recibiendo una dulce afirmación.
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Los amigos reían, discutiendo quien ganaría si peleara un gigante contra un elfo oscuro. - Vamos Unai. Se que los elfos oscuros son muy sagaces pero si el gigante apunta bien, lo aplastaría como a una mosca - Dijo mientras limpiaba su flauta. El chico se concentraba en su objetivo, poco a poco mejorando su precisión. La discusión siguió hasta que se formo un cómodo silencio, durando hasta el momento en que fauno, sin querer, libero un sonoro gas. Fue su turno de enrojecerse profundamente mientras su chico reía.
- Como si tu no te los echaras - Se excuso avergonzado.