03-16-2017, 04:23 PM
El fauno sonreía hasta el momento en que escucho la declaración de amor. Ciertamente no sonaban como las palabras de un amigo o un hermano. El adverbio: "desesperadamente" , dejo a Rheiki confundido, su cerebro intentando decidir como reaccionar. Antes del que chico desapareciera de su vista como en días anteriores, volvió a sus cinco sentidos y lo tomo de la mano. - Unai, tu, tu..... ten mucho cuidado hoy, vale? - Fue lo único que su boca pudo pronunciar, pero la mirada brillante y angelical que lanzo el pastor indicaba que había entendido la espontanea necesidad de contacto.
----------------------------------
La luna esta a pocos minutos de alcanzar su punto más alto. Al parecer, la viajera de la noche anterior adquirió mucho "amor" por esta zona del bosque, puesto que fauno y centauro reían a más no poder, escuchando sus alaridos mientras Volthur la inseminaba en alguna cueva cercana.
- *risa* ese ogro no para de sorprenderme. Que acaso no puede resistirse a los encantos de una hembra? - Expresaba incrédulo Andreas.
- podrías resistirte tu si ahora mismo una yegua de tu especie alzara la cola y te mostrara su coño mojado - dijo Rheiki en son de camaradería.
- Bueno........ -
- *carcajada* es lo que pensé -
Así continuaron hasta que el ogro regreso y el sueño los venció. Bueno, venció a casi todos, excepto al macho flautista, quien fuera de bromas persistía en entender las palabras del príncipe, en cuestión de días dueño de su corazón. - Mi pequeño. ¿Eres tu hablando o es solo tu cuerpo queriendo engañarte? - Se preguntaba, apoyando la cabeza en sus brazos y viendo como la opaca luz lunar se filtraba entre las copas de los arboles. Quizás pensó que eso lo ayudaría a sellar sus parpados pero de nuevo, no podía estar más ocupado. Añoraba fuertemente que el chico estuviera despierto ahora mismo, pensando en el y suspirando su nombre.
En un momento de debilidad, arrojo la amistad por la ventana, masturbándose furiosamente con el nombre del muchacho en la cabeza. Intento sin éxito eyacular por horas, tomando pequeños descansos claro esta. Los ojos ardían por la falta de descanso, el humor cambiaba, su falo se mantenía erecto pero los testículos estaban reacios a liberar su marca a pesar del ciclo de celo primaveral. - ¿Qué me pasa? - murmuraba enojado. Llego al extremo de olfatear su taparrabos para alcanzar el clímax, al igual que los miembros de sus amigos mientras soñaban. No tenia caso; era el cuerpo de un omega lo que imploraba, no el almizcle de sus colegas.
En algún momento de la madrugada, emprendió camino a la casa de campo. Esquivando a un par de criados, se guio del olor precioso de Unai, dando gracias a los dioses cuando se topo con la ventana correcta, abierta. Ya Rheiki no estaba en sus cabales. De un salto entro al cuarto y encontró a su cabrito pronunciando algo inaudible. Suavemente lo volteo y orbes azules brillaron contra verdes en la oscuridad. Ambos estaban asustados, ninguno se aparto. El fauno lentamente se incorporo en la cama, reposando su peso sobre la virginal figura. Su culo empezó a producir grandes cantidades de almizcle para marcar territorio. Su falo, antes seco, ahora manchaba el vientre de su príncipe con un flujo constante de fluido pre seminal. Las velludas piernas acariciaban otras de textura sedosa.
Fue en ese instante, donde sus labios se tocaron. La lengua del alfa tomo el control respetuosamente, introduciéndose en la boca del casto pastor, robándole suspiros y quejidos. Sus manos se paseaban por el lampiño torso, aferrándose a las caderas del futuro carrier. Gruñía y dejaba rastros de saliva por la cara del otro, haciéndole cosquillas con sus cuernos e incluso dejándolo saborear sus peludas bolas- Sin embargo, al final lo tomo en ambos brazos, con lagrimas brotando de sus ojos. - Te amo mi príncipe, te amo mucho -
Lo acostó ceremonialmente, rociándolo con una mínima cantidad de delirio nocturno. Unai cayo dormido con una sonrisa en su invaluable cara, dejando al alfa sumido en un llanto amargo mientras escaba de las tierras familiares. - Lo siento mi príncipe -
Hasta que salió el sol, se mantuvo en vilo esperando que la amnesia hubiera afectado a su nuevo amor. Infortunadamente, el efecto se dio de forma incompleta, dejando abierta la posibilidad de que recuerdos vuelvan a una mente que pensó haber soñado. El dilema de realidad con fantasía.
...
(Lo siento! Fui yo el que te sugerí tomar las cosas con calma y mírame ahora. Honestamente, pienso que puede ser un buen toque para la historia, pero si quieres lo edito)
----------------------------------
La luna esta a pocos minutos de alcanzar su punto más alto. Al parecer, la viajera de la noche anterior adquirió mucho "amor" por esta zona del bosque, puesto que fauno y centauro reían a más no poder, escuchando sus alaridos mientras Volthur la inseminaba en alguna cueva cercana.
- *risa* ese ogro no para de sorprenderme. Que acaso no puede resistirse a los encantos de una hembra? - Expresaba incrédulo Andreas.
- podrías resistirte tu si ahora mismo una yegua de tu especie alzara la cola y te mostrara su coño mojado - dijo Rheiki en son de camaradería.
- Bueno........ -
- *carcajada* es lo que pensé -
Así continuaron hasta que el ogro regreso y el sueño los venció. Bueno, venció a casi todos, excepto al macho flautista, quien fuera de bromas persistía en entender las palabras del príncipe, en cuestión de días dueño de su corazón. - Mi pequeño. ¿Eres tu hablando o es solo tu cuerpo queriendo engañarte? - Se preguntaba, apoyando la cabeza en sus brazos y viendo como la opaca luz lunar se filtraba entre las copas de los arboles. Quizás pensó que eso lo ayudaría a sellar sus parpados pero de nuevo, no podía estar más ocupado. Añoraba fuertemente que el chico estuviera despierto ahora mismo, pensando en el y suspirando su nombre.
En un momento de debilidad, arrojo la amistad por la ventana, masturbándose furiosamente con el nombre del muchacho en la cabeza. Intento sin éxito eyacular por horas, tomando pequeños descansos claro esta. Los ojos ardían por la falta de descanso, el humor cambiaba, su falo se mantenía erecto pero los testículos estaban reacios a liberar su marca a pesar del ciclo de celo primaveral. - ¿Qué me pasa? - murmuraba enojado. Llego al extremo de olfatear su taparrabos para alcanzar el clímax, al igual que los miembros de sus amigos mientras soñaban. No tenia caso; era el cuerpo de un omega lo que imploraba, no el almizcle de sus colegas.
En algún momento de la madrugada, emprendió camino a la casa de campo. Esquivando a un par de criados, se guio del olor precioso de Unai, dando gracias a los dioses cuando se topo con la ventana correcta, abierta. Ya Rheiki no estaba en sus cabales. De un salto entro al cuarto y encontró a su cabrito pronunciando algo inaudible. Suavemente lo volteo y orbes azules brillaron contra verdes en la oscuridad. Ambos estaban asustados, ninguno se aparto. El fauno lentamente se incorporo en la cama, reposando su peso sobre la virginal figura. Su culo empezó a producir grandes cantidades de almizcle para marcar territorio. Su falo, antes seco, ahora manchaba el vientre de su príncipe con un flujo constante de fluido pre seminal. Las velludas piernas acariciaban otras de textura sedosa.
Fue en ese instante, donde sus labios se tocaron. La lengua del alfa tomo el control respetuosamente, introduciéndose en la boca del casto pastor, robándole suspiros y quejidos. Sus manos se paseaban por el lampiño torso, aferrándose a las caderas del futuro carrier. Gruñía y dejaba rastros de saliva por la cara del otro, haciéndole cosquillas con sus cuernos e incluso dejándolo saborear sus peludas bolas- Sin embargo, al final lo tomo en ambos brazos, con lagrimas brotando de sus ojos. - Te amo mi príncipe, te amo mucho -
Lo acostó ceremonialmente, rociándolo con una mínima cantidad de delirio nocturno. Unai cayo dormido con una sonrisa en su invaluable cara, dejando al alfa sumido en un llanto amargo mientras escaba de las tierras familiares. - Lo siento mi príncipe -
Hasta que salió el sol, se mantuvo en vilo esperando que la amnesia hubiera afectado a su nuevo amor. Infortunadamente, el efecto se dio de forma incompleta, dejando abierta la posibilidad de que recuerdos vuelvan a una mente que pensó haber soñado. El dilema de realidad con fantasía.
...
(Lo siento! Fui yo el que te sugerí tomar las cosas con calma y mírame ahora. Honestamente, pienso que puede ser un buen toque para la historia, pero si quieres lo edito)