Un verdadero Alfa sabe cómo hacer rabiar de deseo a un sumiso. Antes de inseminarlo y justo cuando Unai estaba a punto de alcanzar un fuerte delirio sexual , Rheiki retiró su verga del culo del muchacho dejándolo desconsolado y con las piernas temblando. El omega arqueó aún más su columna vertebral presentando su carnoso y y musculoso culo a su macho.
- Por favor, por favor, entra en mí, te lo suplico. Cúbreme, muérdeme, azótame, pero manténme caliente y receptivo. Fóllame ahora, lo necesito (no paraba de implorar y suplicar)
La entrada virginal del muchacho era una rosa abriendo sus voluptuosos pétalos y exhalando su aroma masculino en el aire caliente de aquella noche de placer y frenesí. Otra lluvia de pétalos cayó de las ramas de los árboles y un enjambre de abejas doradas rodearon el falo erecto y húmedo del Gran Macho. Unai se asustó y corrió a refugiarse entre las patas peludas de Rheiki quien le tranquilizó haciéndole saber que no le causarían daño sino que formaban parte de la ceremonia. Las pequeñas criaturas que desprendían un polen áureo de sus patas, se posaron suavemente en en el glande carnoso y húmedo del fauno y comenzaron a libar hambrientas. las vibrantes alas semejantes a arco iris causaban un agradable cosquilleo al macho manteniéndole lo suficientemente excitado como para producir más fluido pre seminal. Rheiki puso de nuevo a Unai a cuatro patas y le abrió las nalgas; introdujo dos de sus dedos en su recién desvirgado agujero y saboreó la lubricación natural de su omega. Una nube de abejas siguieron su ejemplo y fueron a libar del corazón de aquella rosa que se abría y contraía ofreciendo sus pétalos. Las hadas voldoras confirmaron al Macho cabrío que su omega estaba en el punto óptimo de la fecundación, su útero había alcanzado la temperatura adecuada y el grado idóneo de lubricación... Rheiki, lamió primero el hambriento anillo muscular en medio de aquellas apetitosas nalgas, escupió, y a continuación su saliva Alfa facilitó la penetración profunda y certera que condujo su verga a la entrada del útero. Unai gritó cuando se sintió empalado por su Alfa, abrió todo lo que pudo sus piernas para acogerlo mejor y ofrecerle su calor. El placer era tan intenso que comenzó a temblar.. no cesó de gemir cuando comenzó a sentir los potentes disparos de esperma espeso y caliente en el cuello de su útero dilatado por el deseo de ser fertilizado. Sus entrañas eran como una esponja sedienta de aquel sagrado néctar masculino, la culminación de un hermoso sueño. Unai también comenzó a eyacular abundantemente en medio de aquel delirio de placer y lujuria. Sus entrañas no pudieron absorber tal cantidad de leche masculina, sin embargo. Cuando el Fauno retiró su falo, un chorro de semen se desbordó por entre los muslos del muchacho. Rheiki recogió parte de esos regueros de leche con sus dedos y se los dio a saborear a Unai; a continuación, introdujo el resto de su fluido de nuevo en el desvirgado agujero y, finalmente, hundiósu húmeda verga que deseaba permanecer un rato más dentro de aquella cavidad estrecha, suave y apetitosa.
- Abre la boca - escuchó Unai decir a su Alfa.
Éll obedeció y sintió como la lengua del Fauno entreabría sus labios para introducirse en su garganta. La saliva Alfa era un poderoso reconstituyente además de un excelente afrodisíaco para un omega tan ardiente y sensual como Unai. Con su verga aún dentro del muchacho, el fauno le hizo girar y colocar sus piernas sobre sus hombros para que sus bocas y miradas se encontrasen. Unai bebía de aquellos labios... Era un muchacho sano, fuerte y atlético. Hay que estar en muy buena forma y gozar de excelente resistencia física para hacer gozar a un macho alfa, soportar sus embites y acoplarse a su furia y ritmo sexual. Follar con un Fauno no es para débiles y lacios, pero para hacer gozar al Dios de los bosques se requiere de mucho talento e imaginación, además de entrega y devoción al Macho. Unai había nacido con ese talento natural para complacer por completo a un hombre y dejarlo satisfecho, fue un regalo que le hicieron sus antepasados nórdicos y heredado de su madre.
- Abre la boca, volvió a ordenarle el fauno.
De una rama que pendía de sus cabezas un panal efervescente de abejas doradas derramó miel virgen directamente sobre la boca del sumiso y suavizó su garganta. Rheiki también le dio unos cuantos lengüetazos.
- Aliméntate ahora, repón fuerzas porque la noche no ha hecho más que empezar muchacho.
Unai besó apasionadamente a su Alfa mientras todas las células de su organismo digerían hambrientas el nutritivo semen con el que había sido fecundado. Sonrió travieso a su dios cuando deslizó su mano hacia la entrepierna del fauno y comprobó que la verga del Gran Macho Cabrío aún estaba dura, gruesa y turgente. Apenas podía abarcarla aquel hermoso falo con su mano, y los testículos comenzaban de nuevo a abultarse y a llenarse de una nueva remesa de semilla fértil y espesa.
- Por favor, por favor, entra en mí, te lo suplico. Cúbreme, muérdeme, azótame, pero manténme caliente y receptivo. Fóllame ahora, lo necesito (no paraba de implorar y suplicar)
La entrada virginal del muchacho era una rosa abriendo sus voluptuosos pétalos y exhalando su aroma masculino en el aire caliente de aquella noche de placer y frenesí. Otra lluvia de pétalos cayó de las ramas de los árboles y un enjambre de abejas doradas rodearon el falo erecto y húmedo del Gran Macho. Unai se asustó y corrió a refugiarse entre las patas peludas de Rheiki quien le tranquilizó haciéndole saber que no le causarían daño sino que formaban parte de la ceremonia. Las pequeñas criaturas que desprendían un polen áureo de sus patas, se posaron suavemente en en el glande carnoso y húmedo del fauno y comenzaron a libar hambrientas. las vibrantes alas semejantes a arco iris causaban un agradable cosquilleo al macho manteniéndole lo suficientemente excitado como para producir más fluido pre seminal. Rheiki puso de nuevo a Unai a cuatro patas y le abrió las nalgas; introdujo dos de sus dedos en su recién desvirgado agujero y saboreó la lubricación natural de su omega. Una nube de abejas siguieron su ejemplo y fueron a libar del corazón de aquella rosa que se abría y contraía ofreciendo sus pétalos. Las hadas voldoras confirmaron al Macho cabrío que su omega estaba en el punto óptimo de la fecundación, su útero había alcanzado la temperatura adecuada y el grado idóneo de lubricación... Rheiki, lamió primero el hambriento anillo muscular en medio de aquellas apetitosas nalgas, escupió, y a continuación su saliva Alfa facilitó la penetración profunda y certera que condujo su verga a la entrada del útero. Unai gritó cuando se sintió empalado por su Alfa, abrió todo lo que pudo sus piernas para acogerlo mejor y ofrecerle su calor. El placer era tan intenso que comenzó a temblar.. no cesó de gemir cuando comenzó a sentir los potentes disparos de esperma espeso y caliente en el cuello de su útero dilatado por el deseo de ser fertilizado. Sus entrañas eran como una esponja sedienta de aquel sagrado néctar masculino, la culminación de un hermoso sueño. Unai también comenzó a eyacular abundantemente en medio de aquel delirio de placer y lujuria. Sus entrañas no pudieron absorber tal cantidad de leche masculina, sin embargo. Cuando el Fauno retiró su falo, un chorro de semen se desbordó por entre los muslos del muchacho. Rheiki recogió parte de esos regueros de leche con sus dedos y se los dio a saborear a Unai; a continuación, introdujo el resto de su fluido de nuevo en el desvirgado agujero y, finalmente, hundiósu húmeda verga que deseaba permanecer un rato más dentro de aquella cavidad estrecha, suave y apetitosa.
- Abre la boca - escuchó Unai decir a su Alfa.
Éll obedeció y sintió como la lengua del Fauno entreabría sus labios para introducirse en su garganta. La saliva Alfa era un poderoso reconstituyente además de un excelente afrodisíaco para un omega tan ardiente y sensual como Unai. Con su verga aún dentro del muchacho, el fauno le hizo girar y colocar sus piernas sobre sus hombros para que sus bocas y miradas se encontrasen. Unai bebía de aquellos labios... Era un muchacho sano, fuerte y atlético. Hay que estar en muy buena forma y gozar de excelente resistencia física para hacer gozar a un macho alfa, soportar sus embites y acoplarse a su furia y ritmo sexual. Follar con un Fauno no es para débiles y lacios, pero para hacer gozar al Dios de los bosques se requiere de mucho talento e imaginación, además de entrega y devoción al Macho. Unai había nacido con ese talento natural para complacer por completo a un hombre y dejarlo satisfecho, fue un regalo que le hicieron sus antepasados nórdicos y heredado de su madre.
- Abre la boca, volvió a ordenarle el fauno.
De una rama que pendía de sus cabezas un panal efervescente de abejas doradas derramó miel virgen directamente sobre la boca del sumiso y suavizó su garganta. Rheiki también le dio unos cuantos lengüetazos.
- Aliméntate ahora, repón fuerzas porque la noche no ha hecho más que empezar muchacho.
Unai besó apasionadamente a su Alfa mientras todas las células de su organismo digerían hambrientas el nutritivo semen con el que había sido fecundado. Sonrió travieso a su dios cuando deslizó su mano hacia la entrepierna del fauno y comprobó que la verga del Gran Macho Cabrío aún estaba dura, gruesa y turgente. Apenas podía abarcarla aquel hermoso falo con su mano, y los testículos comenzaban de nuevo a abultarse y a llenarse de una nueva remesa de semilla fértil y espesa.