03-23-2017, 08:58 PM
Su saliva caliente nutria al ángel de tersos muslos. Rheiki gozaba con su pequeño, aun empalado, nadando en una mezcla de aromas y sabores reservados para este momento. - Si que eres un pequeño travieso. No se donde guardaras toda la leche que te daré mi niño - El beso apasionado continuaba sin fin, macho cabrio penetrando con su ancha lengua la inocencia dispuesta por la garganta de Unai, aun desglosando los rastros de miel.
- Dulce príncipe, ahora quiero que muestres tu devoción moviéndote. Goza de mi verga como te plazca. Sube y baja sobre ella, pero ten cuidado, por que en cualquier momento te tomare de las caderas y seras mi hembra. Llenare de nuevo tu útero y vaciare tus bolas sin siquiera tocarte, entendiste? - Advirtió con un tono grave pero amoroso, hundiendo su nariz en el cuello del omega que inspiraba seguridad con su sola presencia. De hecho, ¿curioso decirlo cierto?. Uno creería que la figura de paz y control aquí seria el fauno, pero el pastorcillo con su tierna sonrisa era quien le daba pequeñas pistas a su alfa del hermoso futuro que tendrían juntos.
Dejando los mimos a un lado claro esta, el flautista sintió sus bolas como pesas de nuevo, listas para otra tanda de embestidas. Tomo al chico de las caderas para voltearlo. Sin pensarlo mordió desesperadamente su barbilla y cuello, dándole plena libertad de movimiento.
- Vamos pequeño. Muéstrame tu fortaleza, aprieta tu entrada y goza de tu macho - Dijo con una sonrisa tentadora, llevando la cabeza de su amante a sus axilas. - Bebe mi rey. Embriagate con tu alfa - Susurraba al oído del otro mientras estrechas paredes, carnosas y húmedas, seducían a su miembro ya fuente de chorros de esperma, no fluido pre seminal.
Tras un gruñido extendido, se abalanzo sobre los pezones del futuro carrier, bebiendo de ese liquido tan gentil con su paladar. - Unai, que delicia mi amor. Nuestros hijos probaran la leche digna de los espíritus del norte. Sigue así. Muéstrame que eres un macho como yo. Gime para mi! - Gritaba alegre Rheiki. - Dime lo que harás cuando todos te noten preñado. A quien agradecerás? -
La respuesta saco a lucir su naturaleza dominante, abejas zumbando furiosas y lobos aullando sin remedio, reconociendo que el cornudo había invadido su territorio, lo había marcado y estaba desvirgando al amor de su vida sin el más mínimo remordimiento.
- Eres mio, solo mio. No olvides esas palabras omega - Bufo entre dientes mientras el segundo orgasmo de la noche se acercaba.
...
- Dulce príncipe, ahora quiero que muestres tu devoción moviéndote. Goza de mi verga como te plazca. Sube y baja sobre ella, pero ten cuidado, por que en cualquier momento te tomare de las caderas y seras mi hembra. Llenare de nuevo tu útero y vaciare tus bolas sin siquiera tocarte, entendiste? - Advirtió con un tono grave pero amoroso, hundiendo su nariz en el cuello del omega que inspiraba seguridad con su sola presencia. De hecho, ¿curioso decirlo cierto?. Uno creería que la figura de paz y control aquí seria el fauno, pero el pastorcillo con su tierna sonrisa era quien le daba pequeñas pistas a su alfa del hermoso futuro que tendrían juntos.
Dejando los mimos a un lado claro esta, el flautista sintió sus bolas como pesas de nuevo, listas para otra tanda de embestidas. Tomo al chico de las caderas para voltearlo. Sin pensarlo mordió desesperadamente su barbilla y cuello, dándole plena libertad de movimiento.
- Vamos pequeño. Muéstrame tu fortaleza, aprieta tu entrada y goza de tu macho - Dijo con una sonrisa tentadora, llevando la cabeza de su amante a sus axilas. - Bebe mi rey. Embriagate con tu alfa - Susurraba al oído del otro mientras estrechas paredes, carnosas y húmedas, seducían a su miembro ya fuente de chorros de esperma, no fluido pre seminal.
Tras un gruñido extendido, se abalanzo sobre los pezones del futuro carrier, bebiendo de ese liquido tan gentil con su paladar. - Unai, que delicia mi amor. Nuestros hijos probaran la leche digna de los espíritus del norte. Sigue así. Muéstrame que eres un macho como yo. Gime para mi! - Gritaba alegre Rheiki. - Dime lo que harás cuando todos te noten preñado. A quien agradecerás? -
La respuesta saco a lucir su naturaleza dominante, abejas zumbando furiosas y lobos aullando sin remedio, reconociendo que el cornudo había invadido su territorio, lo había marcado y estaba desvirgando al amor de su vida sin el más mínimo remordimiento.
- Eres mio, solo mio. No olvides esas palabras omega - Bufo entre dientes mientras el segundo orgasmo de la noche se acercaba.
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