(Sin problema, se reconocen fácilmente a todos los personajes. Genial tu post.)
Madre e hijo aún seguían cogidos de la mano; habían permanecido así las últimas horas antes de que las primeras luces de la mañana encendieran sus cabelleras doradas y pelirrojas.
- Buenos días madre (la besó dulcemente, y luego señalando a Rheiki) ¿te gusta mi amigo carnal, mi hermano, mi bro? ¿Verdad que es guapo?
Ruth asintió.
- Desde luego no podías haber hecho una mejor elección, hijo. Rheiki es un buen hombre y un hermoso semental. Anda, venid los dos a besarme.
El fauno al oler los efluvios de la hembra fecundada no pudo reprimir su instinto animal y la besó como macho, Ruth le respondió de igual manera. Rheiki tomo a su chico de la cintura e hizo que le acercara a ellos. Se besaron los tres, tres lenguas lúbricas y calientes enroscándose y entrelazándose en perfecta complicidad, afecto y lujuria. Cuando la madre oyó decir al fauno refiriéndose al muchacho "Eres una flor silvestre, siempre necesitando mi semilla, pero hoy quiero que vuelvas al árbol que te dio la vida", abrió los brazos y ofreció sus voluptuosos pechos a su hijo y al Macho cabrío. Las bocas hambrientas de ambos estimularon los pezones de la mujer y sus mamas produjeron una sabrosa y nutritiva leche. El sabor del líquido materno provocó que un reguero de pólvora partiese del bajo vientre de Unai y subiese como un escalofrío estremeciendo todo su cuerpo y haciendo que sus rosados pezones emergiesen como dos pétalos sobre la superficie de su pecho adolescente.
- Mami, con Rheiki y conmigo siempre estarás a salvo. Cuidaremos de ti. - dijo Unai
- Mucho me temo que no voy a ser yo la única que va a necesitar cuidados y protección - le contestó Ruth.
- Mami?
- Oh, hijo...No hay más que ver tu cara para saber que la semilla de tu fauno ha arraigado con fuerza en tu vientre. (Oliendo los pezones de su hijo) Ese aroma, Unai... el olfato de una madre nunca se equivoca, a ti también te está subiendo la leche. Te van a doler un poco esos pezoncitos lo mismo que cuando te salieron tus primeros dientes. Te los untaré con un poco de miel para que se vayan dilatando poco a poco.
Ruth no pudo evitar emocionarse con su hijo.
- Mi tierno cabritillo... cuantos cambios en tan poco tiempo!
La irrupción de Belver puso fin a tan tierna y sensual escena. Ruth se sobresaltó al ver a su hijastro pero Rheiki no tardó en reaccionar y poner al intruso en su sitio y callarle la boca. Unai se sintió orgulloso de su amigo al verle reaccionar como un macho Alfa y tomar el control de la situación. Rheiki no necesitaba alardear de su fuerza ni de su masculinidad, su sola presencia bastaba para humillar a Belver que ardía de rabia sin parar de insultar e injuriar.
- Puta zorra (dirigiéndose a Ruth) anoche no paraste de follar con "la cabra" mientras tu hijo dormía ¿se lo has confesado ya o como sucia ramera prefieres mentirle? Sí, Unai.. ese salvaje que ahora tratas como a tu macho cabrío te fue infiel anoche con tu propia madre. Yo lo vi con mis propios ojos!
Aquellas palabras penetraron en el oído de Unai como una avispa en un panal de miel. Sin embargo, las hormonas del muchacho hicieron que no notase en ese momento la picadura instantánea del veneno. Su cuerpo y mente nadaban en la euforia y no podía creerse aquellas palabras tan horribles.
Andreas, el centauro, se dio cuenta de la reacción inconsciente del pastorcillo y tomó las riendas de la situación:
- Volthur, ata a este canalla al árbol. Le vamos a enseñar a mantener quieta su sucia lengua y no ofender a nuestra "nueva familia". Vamos, chico sube!
Unai se encaramó de un salto y se abrazó al cuello del centauro quien en un alarde de exhibición se elevó sobre sus patas traseras obligando al muchacho a mantener el equilibrio. Andreas trotó unos metros para desahogar su rabia e imponer su presencia. Unai sintió la fuerte musculatura de aquella grupa entre sus piernas.. su vientre recién fecundado y rebosante aún del esperma del fauno no pudo evitar que un pequeño rastro lácteo se derramase entre sus nalgas. El centauro reaccionó de inmediato alcanzando una imponente erección.
- Wow Andreas, mi madre tenía razón! vaya tela lo que guardas escondido.. dijo bromeando Unai
- ¿Y qué quieres que yo le haga muchacho? no olvides nunca que yo soy un Alfa y tú un Omega en plena gestación. Aunque no soy de piedra no tienes nada por lo que asustarte, entre amigos es normal comparar nuestras vergas y bromear sobre ello. Eso sí, siempre respetaré a Rheiki, es como un hermano para mí. Y ahora vamos a darle un escarmiento a ese deslenguado.
Se acercaron al árbol donde Belver estaba atado de pies y manos. Observaron como el Fauno orinaba sobre el prisionero marcándole con su fuerte olor. Unai se acercó a su hermanastro.
- Por fin cierras la boca, mi querido hermano. ¿Qué te ocurre? ¿no te gusta acaso el sabor de mi Alfa? pero si sabe delicioso ...(dijo el omega tomando unas gotas de orina de Rheiki con una mano y llevándosela a su boca) Mmmmmmmmm.. realmente delicioso!
Belver lanzaba fuego por los ojos. Humillado y ofendido, con lagrimas de rabia, se atrevió a vaticinar:
- Malditos bastardos, no sabéis lo que habéis hecho. De todos es sabido que las gentes de las tierras bajas siempre han luchado contra los habitantes del bosque porque aborrecemos vuestro modo de vida y repudiamos vuestras costumbres... sois salvajes, monstruos que vivís en la lujuria y el pecado. Con todo lo que ha sucedido habéis desatado la guerra entre los dos bandos que hasta ahora manteníamos el acuerdo... pero mi padre no tardará en reunir a sus gentes y reclamar venganza. Podéis matarme si eso os place pero no detendréis la furia de mi Padre y sus tropas.
- Calla de una puta vez, hermano. Veo que no eres capaz de mantener tu lengua en silencio. A ver si con esto lo consigo..
Unai pidió al centauro erigirse de nuevo sobre sus patas y acercarse a aquella boca insultante y amenazadora. Aparó con una mano la verga del macho, y con con la otra, estrujó la cara de Belver sobre los enormes testículos de Andreas.
- Saborea esos huevos y lame su culo para que aprendas a no fanfarronear cuando estás en presencia de auténticos alfas. (Dirigiéndose al resto) No, no lo soltéis, prefiero que continúe con nosotros como prisionero. No le haremos daño mientras sepa comportarse.. (A Belver) Ya lo sabes, de ti depende el trato que vas a recibir de nosotros. Tú te lo has buscado. a partir de ahora serás nuestro rehén o nuestro "invitado". Quién sabe, hermanito, a lo mejor aprendes algo de nosotros y acaban por gustarte "nuestras costumbres".
Madre e hijo aún seguían cogidos de la mano; habían permanecido así las últimas horas antes de que las primeras luces de la mañana encendieran sus cabelleras doradas y pelirrojas.
- Buenos días madre (la besó dulcemente, y luego señalando a Rheiki) ¿te gusta mi amigo carnal, mi hermano, mi bro? ¿Verdad que es guapo?
Ruth asintió.
- Desde luego no podías haber hecho una mejor elección, hijo. Rheiki es un buen hombre y un hermoso semental. Anda, venid los dos a besarme.
El fauno al oler los efluvios de la hembra fecundada no pudo reprimir su instinto animal y la besó como macho, Ruth le respondió de igual manera. Rheiki tomo a su chico de la cintura e hizo que le acercara a ellos. Se besaron los tres, tres lenguas lúbricas y calientes enroscándose y entrelazándose en perfecta complicidad, afecto y lujuria. Cuando la madre oyó decir al fauno refiriéndose al muchacho "Eres una flor silvestre, siempre necesitando mi semilla, pero hoy quiero que vuelvas al árbol que te dio la vida", abrió los brazos y ofreció sus voluptuosos pechos a su hijo y al Macho cabrío. Las bocas hambrientas de ambos estimularon los pezones de la mujer y sus mamas produjeron una sabrosa y nutritiva leche. El sabor del líquido materno provocó que un reguero de pólvora partiese del bajo vientre de Unai y subiese como un escalofrío estremeciendo todo su cuerpo y haciendo que sus rosados pezones emergiesen como dos pétalos sobre la superficie de su pecho adolescente.
- Mami, con Rheiki y conmigo siempre estarás a salvo. Cuidaremos de ti. - dijo Unai
- Mucho me temo que no voy a ser yo la única que va a necesitar cuidados y protección - le contestó Ruth.
- Mami?
- Oh, hijo...No hay más que ver tu cara para saber que la semilla de tu fauno ha arraigado con fuerza en tu vientre. (Oliendo los pezones de su hijo) Ese aroma, Unai... el olfato de una madre nunca se equivoca, a ti también te está subiendo la leche. Te van a doler un poco esos pezoncitos lo mismo que cuando te salieron tus primeros dientes. Te los untaré con un poco de miel para que se vayan dilatando poco a poco.
Ruth no pudo evitar emocionarse con su hijo.
- Mi tierno cabritillo... cuantos cambios en tan poco tiempo!
La irrupción de Belver puso fin a tan tierna y sensual escena. Ruth se sobresaltó al ver a su hijastro pero Rheiki no tardó en reaccionar y poner al intruso en su sitio y callarle la boca. Unai se sintió orgulloso de su amigo al verle reaccionar como un macho Alfa y tomar el control de la situación. Rheiki no necesitaba alardear de su fuerza ni de su masculinidad, su sola presencia bastaba para humillar a Belver que ardía de rabia sin parar de insultar e injuriar.
- Puta zorra (dirigiéndose a Ruth) anoche no paraste de follar con "la cabra" mientras tu hijo dormía ¿se lo has confesado ya o como sucia ramera prefieres mentirle? Sí, Unai.. ese salvaje que ahora tratas como a tu macho cabrío te fue infiel anoche con tu propia madre. Yo lo vi con mis propios ojos!
Aquellas palabras penetraron en el oído de Unai como una avispa en un panal de miel. Sin embargo, las hormonas del muchacho hicieron que no notase en ese momento la picadura instantánea del veneno. Su cuerpo y mente nadaban en la euforia y no podía creerse aquellas palabras tan horribles.
Andreas, el centauro, se dio cuenta de la reacción inconsciente del pastorcillo y tomó las riendas de la situación:
- Volthur, ata a este canalla al árbol. Le vamos a enseñar a mantener quieta su sucia lengua y no ofender a nuestra "nueva familia". Vamos, chico sube!
Unai se encaramó de un salto y se abrazó al cuello del centauro quien en un alarde de exhibición se elevó sobre sus patas traseras obligando al muchacho a mantener el equilibrio. Andreas trotó unos metros para desahogar su rabia e imponer su presencia. Unai sintió la fuerte musculatura de aquella grupa entre sus piernas.. su vientre recién fecundado y rebosante aún del esperma del fauno no pudo evitar que un pequeño rastro lácteo se derramase entre sus nalgas. El centauro reaccionó de inmediato alcanzando una imponente erección.
- Wow Andreas, mi madre tenía razón! vaya tela lo que guardas escondido.. dijo bromeando Unai
- ¿Y qué quieres que yo le haga muchacho? no olvides nunca que yo soy un Alfa y tú un Omega en plena gestación. Aunque no soy de piedra no tienes nada por lo que asustarte, entre amigos es normal comparar nuestras vergas y bromear sobre ello. Eso sí, siempre respetaré a Rheiki, es como un hermano para mí. Y ahora vamos a darle un escarmiento a ese deslenguado.
Se acercaron al árbol donde Belver estaba atado de pies y manos. Observaron como el Fauno orinaba sobre el prisionero marcándole con su fuerte olor. Unai se acercó a su hermanastro.
- Por fin cierras la boca, mi querido hermano. ¿Qué te ocurre? ¿no te gusta acaso el sabor de mi Alfa? pero si sabe delicioso ...(dijo el omega tomando unas gotas de orina de Rheiki con una mano y llevándosela a su boca) Mmmmmmmmm.. realmente delicioso!
Belver lanzaba fuego por los ojos. Humillado y ofendido, con lagrimas de rabia, se atrevió a vaticinar:
- Malditos bastardos, no sabéis lo que habéis hecho. De todos es sabido que las gentes de las tierras bajas siempre han luchado contra los habitantes del bosque porque aborrecemos vuestro modo de vida y repudiamos vuestras costumbres... sois salvajes, monstruos que vivís en la lujuria y el pecado. Con todo lo que ha sucedido habéis desatado la guerra entre los dos bandos que hasta ahora manteníamos el acuerdo... pero mi padre no tardará en reunir a sus gentes y reclamar venganza. Podéis matarme si eso os place pero no detendréis la furia de mi Padre y sus tropas.
- Calla de una puta vez, hermano. Veo que no eres capaz de mantener tu lengua en silencio. A ver si con esto lo consigo..
Unai pidió al centauro erigirse de nuevo sobre sus patas y acercarse a aquella boca insultante y amenazadora. Aparó con una mano la verga del macho, y con con la otra, estrujó la cara de Belver sobre los enormes testículos de Andreas.
- Saborea esos huevos y lame su culo para que aprendas a no fanfarronear cuando estás en presencia de auténticos alfas. (Dirigiéndose al resto) No, no lo soltéis, prefiero que continúe con nosotros como prisionero. No le haremos daño mientras sepa comportarse.. (A Belver) Ya lo sabes, de ti depende el trato que vas a recibir de nosotros. Tú te lo has buscado. a partir de ahora serás nuestro rehén o nuestro "invitado". Quién sabe, hermanito, a lo mejor aprendes algo de nosotros y acaban por gustarte "nuestras costumbres".