04-01-2017, 04:15 PM
Al quedar conmovido con las dulces tonadas que su omega inspiro, Rheiki lo tomo de nuevo en brazos, dejando que su cálido aliento atravesara la epidermis en remolinos de misterioso calor, reservado únicamente para los dos. Minutos más tarde, el alfa se encontraba dormido, convencido de que su amado permanecería a su lado toda la noche, libre de falsos sueños. Su varonil figura reposaba en toda su gloria, invitando al contacto con la acentuada perfección del sumiso. Sin embargo, esto no paso hasta dos horas después, cuando Unai volvió de la discusión con su madre y la cosecha secreta de amapolas.
A su rostro salto una sonrisa cuando presencio la escena tomando lugar en su "nido matrimonial". Rheiki roncaba ligeramente con brazos extendidos y piernas separabas. Su gastado taparrabos cubría pobremente sus genitales, dando vista a su flácida pero enorme verga acompañada de colgantes gónadas de macho cabrio. Su oscuro culo también quedaba expuesto, brillando con unas cuantas gotas de almizcle que impregnaban los cobertores. Sus afilados cuernos parecían hablar mientras el velludo pecho invitaba al sumiso a recostarse sobre el. Este hizo caso a la ultima propuesta, disponiéndose a cerrar sus ojos en paz en vez de ceder a impulsos sexuales.
El fauno se despertó brevemente al sentir el dulce aroma y peso de su amado. Con colosales manos acaricio la espalda del humano mientras besaba su frente.
- ¿Fuiste a orinar? - Pronuncio entre bostezos.
- Si. Quería marcar los arboles como tu. Proteger mi territorio -
- Ese es mi chico - Dijo Rheiki orgulloso mientras juntaba sus húmedos labios con los de su príncipe. - Descansa -
Tras eso el dúo se desconecto del mundo, aceptando el descanso impuesto por Morfeo. Bueno, si se le puede llamar descanso ya que:
- Joder. Oh mi reina, no te cansas de esto cierto? -
La pareja de enamorados cruzo miradas y no pudo evitar un ataque de risas bajo las sabanas mientras una hecatombe sexual ocurría en la cueva de al lado. El trió de guerreros y humana no temía a las opiniones del bosque. En respiros de lujuria se escuchaba un dialogo que para Rheiki y Unai, en su sobrio estado, sonaba en extremo gracioso por no decir ridículo.
- Si, te gusta la verga de caballo, ¿no es así mi vida? - Jadeaba Andreas mientras recibía una mamada.
- Si, me gusta. Marcadme por favor. Necesito mas - Gemía Ruth mientras Volthur la penetraba.
Fue una noche larga.
...
--------------------------------------------------------------------------
La mañana llego infiltrando anaranjados rayos por la entrada de la guarida. El calor besaba la piel de Unai, erizando sus diminutos vellos mientras su cuerpo era la cuchara pequeña entre los dos. Rheiki lo abrazaba por detras, dibujando lineas en sus caderas y perezosos besos en su cuello.
- Buenos días - Suspiro. - ¿No más pesadillas amor?
Ante la negativa de su carrier, el cornudo lo tomo con fervor, cediendo la siguiente media hora a un juego de caricias y masturbación mutua. Cuando al fin salieron, el dominante se acerco a un arbusto, exhalando complacido al liberar una profusa meada. En pura admiración, su sumiso lo acompaño y abrazo mientras dorados ríos se unían en hermandad. Cabe decir, que las tempranas horas del día ya habían pasado, pero con el frenesí sexual protagonizado por los otros tres miembros de la manada no era extraño que aun permanecieran dormidos. Notando esto, el fauno se arrodillo jocosamente ante su cabrito, tomando su mano.
- Unai, rey del campo. ¿Me harías el honor de cazar conmigo? Este alfa se complacería en ver a su omega mostrando su maestría al arco, cazando en uno de mis taparrabos - Pronuncio la ultima parte graciosamente lento mientras esperaba respuesta.
(Lamento la longitud. Quería hacerlo más largo. En cuanto a la manada, vez la posibilidad de aceptar más miembros en el futuro o crees que esta bien asi? Cualquier respuesta me parece bien :) )
A su rostro salto una sonrisa cuando presencio la escena tomando lugar en su "nido matrimonial". Rheiki roncaba ligeramente con brazos extendidos y piernas separabas. Su gastado taparrabos cubría pobremente sus genitales, dando vista a su flácida pero enorme verga acompañada de colgantes gónadas de macho cabrio. Su oscuro culo también quedaba expuesto, brillando con unas cuantas gotas de almizcle que impregnaban los cobertores. Sus afilados cuernos parecían hablar mientras el velludo pecho invitaba al sumiso a recostarse sobre el. Este hizo caso a la ultima propuesta, disponiéndose a cerrar sus ojos en paz en vez de ceder a impulsos sexuales.
El fauno se despertó brevemente al sentir el dulce aroma y peso de su amado. Con colosales manos acaricio la espalda del humano mientras besaba su frente.
- ¿Fuiste a orinar? - Pronuncio entre bostezos.
- Si. Quería marcar los arboles como tu. Proteger mi territorio -
- Ese es mi chico - Dijo Rheiki orgulloso mientras juntaba sus húmedos labios con los de su príncipe. - Descansa -
Tras eso el dúo se desconecto del mundo, aceptando el descanso impuesto por Morfeo. Bueno, si se le puede llamar descanso ya que:
- Joder. Oh mi reina, no te cansas de esto cierto? -
La pareja de enamorados cruzo miradas y no pudo evitar un ataque de risas bajo las sabanas mientras una hecatombe sexual ocurría en la cueva de al lado. El trió de guerreros y humana no temía a las opiniones del bosque. En respiros de lujuria se escuchaba un dialogo que para Rheiki y Unai, en su sobrio estado, sonaba en extremo gracioso por no decir ridículo.
- Si, te gusta la verga de caballo, ¿no es así mi vida? - Jadeaba Andreas mientras recibía una mamada.
- Si, me gusta. Marcadme por favor. Necesito mas - Gemía Ruth mientras Volthur la penetraba.
Fue una noche larga.
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La mañana llego infiltrando anaranjados rayos por la entrada de la guarida. El calor besaba la piel de Unai, erizando sus diminutos vellos mientras su cuerpo era la cuchara pequeña entre los dos. Rheiki lo abrazaba por detras, dibujando lineas en sus caderas y perezosos besos en su cuello.
- Buenos días - Suspiro. - ¿No más pesadillas amor?
Ante la negativa de su carrier, el cornudo lo tomo con fervor, cediendo la siguiente media hora a un juego de caricias y masturbación mutua. Cuando al fin salieron, el dominante se acerco a un arbusto, exhalando complacido al liberar una profusa meada. En pura admiración, su sumiso lo acompaño y abrazo mientras dorados ríos se unían en hermandad. Cabe decir, que las tempranas horas del día ya habían pasado, pero con el frenesí sexual protagonizado por los otros tres miembros de la manada no era extraño que aun permanecieran dormidos. Notando esto, el fauno se arrodillo jocosamente ante su cabrito, tomando su mano.
- Unai, rey del campo. ¿Me harías el honor de cazar conmigo? Este alfa se complacería en ver a su omega mostrando su maestría al arco, cazando en uno de mis taparrabos - Pronuncio la ultima parte graciosamente lento mientras esperaba respuesta.
(Lamento la longitud. Quería hacerlo más largo. En cuanto a la manada, vez la posibilidad de aceptar más miembros en el futuro o crees que esta bien asi? Cualquier respuesta me parece bien :) )