La madre irrumpió en la habitación de Unai al comprobar que su hijo no había bajado a desayunar. Aunque la ventana había permanecido abierta toda la noche y amanecida, las sábanas aún conservaban la humedad y olor del macho cabrío. Ruth pensó en lo peor al ver que Unai parecía ebrio y descoordinado en su forma de hablar y gestos; examinó el cuerpo del muchacho pero no encontró nada alarmante.
- ¿Qué está ocurriendo en esta casa? ayer tu hermano cayó preso de unas fiebres y hoy eres tú quien pareces poseído por este extraño mal. Vamos hijo, despierta.
Vistió a Unai con una túnica de lino y lo llevó al templo. Estaba decidida a consultar a LA SIBILIA acerca de estas extrañas fiebres que enfermaban a su hijo desde días atrás. A la entrada del templo construido en en el interior de una enorme gruta, depositó ofrendas y encendió lámparas de aceite perfumado. Condujo a su retoño medio inconsciente por túneles y pasadizos hasta llegar a la cueva de la sacerdotisa que permanecía oculta tras una gran cortina blanca de seda sujeta a un techo de alabastro. Dos hombre de cabezas rapadas custodiaban el recinto de la adivina.Tras obligar a madre e hijo a arrodillarse, se interesaron por el motivo de la consulta. Ruth, depositó unas monedas de oro y plata en una bandeja y quemó incienso en un lateral de la cueva.
La figura en sombra de la sacerdotisa comenzó a moverse y a agitar su larga melena oscura realizando giros con la cabeza... se hizo un silencio absoluto hasta que comenzó a hablar y uno de los monjes comenzó a escribir cuanto decía en un pergamino:
"Noche azul oscuro
Cueva profunda de Dios
Lejos de las ciudades
en Él encontramos la liberación
Cuerpos entrelazados
Vino, es sangre
Un sacrificio hecho
Al macho cornudo.
Rabia rabia
La luna tiembla,
con la Garganta desnuda al cielo
Bailamos hechizados los enamorados.
Oímos su grito.
Oímos sus pezuñas.
Sentimos su presencia
A lo largo de la tierra...
El vientre fértil del muchacho
hará germinar la semilla de un dios."
El cuerpo de Unai empezó a convulsionar, con lo cual, decidieron sumergirlo desnudo en una piscina natural excavada en el suelo de piedra. La madre preguntó por la interpretación de las palabras de la sacerdotisa, estaba nerviosa y visiblemente emocionada. Uno de los monjes la tranquilizó.
- Su hijo ha inhalado la fragancia de una flor nocturna, pero no es eso lo que anestesia su alma y confunde su mente. El muchacho está a las puertas del amor, ese absoluto que lo toma, exige o lo pierde todo. Es como el tiro con arco: el disparo justo en el momento justo no acontece hasta que uno no sabe desprenderse de sí mismo. Su hijo ha entregado su corazón.
- Pero si es aún es un niño, apenas ha cumplido los dieciséis años! - exclamó Ruth
- Está en la edad apropiada para el despertar de la primavera. Pero hay algo mucho más importante que usted debe saber y que la sacerdotisa ha remarcado muy bien: El vientre del muchacho es fértil y propicio para acoger la simiente de un hombre. De alguien superior a un homb....
Ruth no dejó acabar la frase, aquello era una completa locura. Examinó al detalle el cuerpo de su hijo y se pregunto cómo podía producirse lo que el oráculo vaticinaba. Acarició el vientre liso de su hijo y miró suplicante al hombre de cabeza rapada buscando una explicación.
- Sus entrañas serán fecundadas y darán a luz al hijo de un dios. Sentenció el momje.
Ruth, se desplomó en el suelo deshecha en un mar de lágrimas. Sintió la mano del escriba sobre su hombro
- ¿Por qué ofendes a los dioses mostrándote tan desagradecida? deberías sentirte orgullosa por haber dado tú a luz a un ser que es perfecto: tu hijo es para todos los efectos un varón que puede fertilizar con su simiente otros vientres, pero al mismo tiempo, también puede ser el portador si él lo desea de la semilla de otro hombre y hacerla germinar en su útero.
La madre volvió a examinar el cuerpo de su hijo prestando especial atención a sus genitales.
- Es sólo un muchacho empezando a vivir... no veo nada extraño ni diferente a otro muchacho de su edad. ¿Cómo puede suceder lo que los dioses han decidido que ocurra? preguntó Ruth
- El amor abre conductos y canales que ni tan siquiera el cuerpo sospecha que tiene en su interior. El amor puro junto al instinto natural abrirá ese espacio fértil en su cuerpo como el agua excava en la roca hasta producir el milagro. levántate mujer, y ve a celebrarlo. No vaya a ser que ofendas a los dioses con tu insolencia.
Ruth se secó la lágrimas y besó a su hijo. Guardó el pergamino en su pecho y se dirigieron ambos de camino a casa. El aire fresco de la mañana despejó las nieblas en al mente del omega.
- Mamá, hace un día espléndido. Reuniré a las ovejas y las llevaré al campo a pastar hierba fresca. Hay cinco de ellas que están preñadas y..
- Tú no vas a ninguna parte, Desde hoy permanecerás encerrado en casa hasta que tu padre y yo tomemos una decisión. Estoy pensando en enviarte con mis parientes a las tierras de El Norte. Son personas rudas y austeras, pero estoy segura que sabrán cómo cuidarte y que crezcas y te eduques como un muchacho "normal".
A Unai se le heló la sangre.
- Mamá ¿Qué he hecho yo mal? ¿en qué te he ofendido?
Ruth se echó a llorar mordiendose los nudillos de las manos
- Madre ¿por qué lloras?
- Sigues viéndote con ese Fauno, no es cierto? aléjate de él, por lo que más quieras, no permitas que se acerque a ti.
- ¿Por qué? si el el ser más hermoso y bondadoso sobre la tierra. Si le conocieras estoy seguro que cambiarías de opinión.
- Cállate, maldita sea! - Ruth en un ataque de nervios abofeteó a Unai. Me avergüenza de que seas mi hijo.
El muchacho sorprendido por las duras palabras de su madre, se dirigió camino al bosque.
- ¿Qué está ocurriendo en esta casa? ayer tu hermano cayó preso de unas fiebres y hoy eres tú quien pareces poseído por este extraño mal. Vamos hijo, despierta.
Vistió a Unai con una túnica de lino y lo llevó al templo. Estaba decidida a consultar a LA SIBILIA acerca de estas extrañas fiebres que enfermaban a su hijo desde días atrás. A la entrada del templo construido en en el interior de una enorme gruta, depositó ofrendas y encendió lámparas de aceite perfumado. Condujo a su retoño medio inconsciente por túneles y pasadizos hasta llegar a la cueva de la sacerdotisa que permanecía oculta tras una gran cortina blanca de seda sujeta a un techo de alabastro. Dos hombre de cabezas rapadas custodiaban el recinto de la adivina.Tras obligar a madre e hijo a arrodillarse, se interesaron por el motivo de la consulta. Ruth, depositó unas monedas de oro y plata en una bandeja y quemó incienso en un lateral de la cueva.
La figura en sombra de la sacerdotisa comenzó a moverse y a agitar su larga melena oscura realizando giros con la cabeza... se hizo un silencio absoluto hasta que comenzó a hablar y uno de los monjes comenzó a escribir cuanto decía en un pergamino:
"Noche azul oscuro
Cueva profunda de Dios
Lejos de las ciudades
en Él encontramos la liberación
Cuerpos entrelazados
Vino, es sangre
Un sacrificio hecho
Al macho cornudo.
Rabia rabia
La luna tiembla,
con la Garganta desnuda al cielo
Bailamos hechizados los enamorados.
Oímos su grito.
Oímos sus pezuñas.
Sentimos su presencia
A lo largo de la tierra...
El vientre fértil del muchacho
hará germinar la semilla de un dios."
El cuerpo de Unai empezó a convulsionar, con lo cual, decidieron sumergirlo desnudo en una piscina natural excavada en el suelo de piedra. La madre preguntó por la interpretación de las palabras de la sacerdotisa, estaba nerviosa y visiblemente emocionada. Uno de los monjes la tranquilizó.
- Su hijo ha inhalado la fragancia de una flor nocturna, pero no es eso lo que anestesia su alma y confunde su mente. El muchacho está a las puertas del amor, ese absoluto que lo toma, exige o lo pierde todo. Es como el tiro con arco: el disparo justo en el momento justo no acontece hasta que uno no sabe desprenderse de sí mismo. Su hijo ha entregado su corazón.
- Pero si es aún es un niño, apenas ha cumplido los dieciséis años! - exclamó Ruth
- Está en la edad apropiada para el despertar de la primavera. Pero hay algo mucho más importante que usted debe saber y que la sacerdotisa ha remarcado muy bien: El vientre del muchacho es fértil y propicio para acoger la simiente de un hombre. De alguien superior a un homb....
Ruth no dejó acabar la frase, aquello era una completa locura. Examinó al detalle el cuerpo de su hijo y se pregunto cómo podía producirse lo que el oráculo vaticinaba. Acarició el vientre liso de su hijo y miró suplicante al hombre de cabeza rapada buscando una explicación.
- Sus entrañas serán fecundadas y darán a luz al hijo de un dios. Sentenció el momje.
Ruth, se desplomó en el suelo deshecha en un mar de lágrimas. Sintió la mano del escriba sobre su hombro
- ¿Por qué ofendes a los dioses mostrándote tan desagradecida? deberías sentirte orgullosa por haber dado tú a luz a un ser que es perfecto: tu hijo es para todos los efectos un varón que puede fertilizar con su simiente otros vientres, pero al mismo tiempo, también puede ser el portador si él lo desea de la semilla de otro hombre y hacerla germinar en su útero.
La madre volvió a examinar el cuerpo de su hijo prestando especial atención a sus genitales.
- Es sólo un muchacho empezando a vivir... no veo nada extraño ni diferente a otro muchacho de su edad. ¿Cómo puede suceder lo que los dioses han decidido que ocurra? preguntó Ruth
- El amor abre conductos y canales que ni tan siquiera el cuerpo sospecha que tiene en su interior. El amor puro junto al instinto natural abrirá ese espacio fértil en su cuerpo como el agua excava en la roca hasta producir el milagro. levántate mujer, y ve a celebrarlo. No vaya a ser que ofendas a los dioses con tu insolencia.
Ruth se secó la lágrimas y besó a su hijo. Guardó el pergamino en su pecho y se dirigieron ambos de camino a casa. El aire fresco de la mañana despejó las nieblas en al mente del omega.
- Mamá, hace un día espléndido. Reuniré a las ovejas y las llevaré al campo a pastar hierba fresca. Hay cinco de ellas que están preñadas y..
- Tú no vas a ninguna parte, Desde hoy permanecerás encerrado en casa hasta que tu padre y yo tomemos una decisión. Estoy pensando en enviarte con mis parientes a las tierras de El Norte. Son personas rudas y austeras, pero estoy segura que sabrán cómo cuidarte y que crezcas y te eduques como un muchacho "normal".
A Unai se le heló la sangre.
- Mamá ¿Qué he hecho yo mal? ¿en qué te he ofendido?
Ruth se echó a llorar mordiendose los nudillos de las manos
- Madre ¿por qué lloras?
- Sigues viéndote con ese Fauno, no es cierto? aléjate de él, por lo que más quieras, no permitas que se acerque a ti.
- ¿Por qué? si el el ser más hermoso y bondadoso sobre la tierra. Si le conocieras estoy seguro que cambiarías de opinión.
- Cállate, maldita sea! - Ruth en un ataque de nervios abofeteó a Unai. Me avergüenza de que seas mi hijo.
El muchacho sorprendido por las duras palabras de su madre, se dirigió camino al bosque.