– ¿Qué haces, joven estúpido -le dijo el árbol a Belver- con esas armas? Sólo un verdadero guerrero es digno de llevarlas. ¿Intentando matar lo que amas crees que erradicaras tu sufrimiento? Confórmate con que tus flechas hieran a gente vulgar sin corazón y no quieras competir conmigo.
- Déjame entrar, gritó enfurecido Belver
- Estás lleno de ira y odio. ¿Acaso piensas que eres el único que sufre por amor y deseo?
Irritado el árbol se vengó disparándole una rama afilada a Belver que le pasó rozándole el rostro. "Al igual que tú yo también quise dar caza y muerte a una ninfa que nunca quiso someterse a mis deseos. Los dioses envenenaron mis flechas devolviéndolas contra mí; apenas había concluido mis súplicas rabiando de dolor, cuando todos mis extremidades se me entorpecieron volviéndose rígidas y leñosas. Mis entrañas se cubrieron de una tierna corteza, los cabellos se convirtieron en hojas, los brazos en ramas, y los pies, que eran antes tan ligeros, se transformaron en retorcidas raíces. Acércate y coloca tu mano derecha en mi tronco y advierte cómo aún palpita el corazón de mi amada dentro de la nueva corteza."
- ¿Qué castigo te infringieron los dioses? preguntó el joven al árbol.
- Ya que no puedes ser un amante de noble corazón, al menos serás un árbol consagrado a la deidad- me dijeron los dioses. Tus cabellos, lira y aljaba se adornarán de laureles. Ceñirás las sienes de los alegres líderes de la batalla cuando el alborozo publique su triunfo y suban al capitolio con los despojos que hayan ganado a sus enemigos. Serás el fiel guardián de las puertas de los enamorados, cubriendo con tus ramas la puerta que está en medio, y así como tus cabellos se conservan en su estado juvenil, tus hojas permanecerán siempre verdes.
- Está bien, te pido disculpas por haberte herido con una de mis flechas. Me dirijo a la ciudad que hay ahí dentro porque me han dicho que voy a encontrarme con una persona muy especial. Dime cómo puedo llegar a Corazón Del árbol...
- Dame tu simiente
- ¿Cómo, estás loco? exclamó Belver
- Entonces no hay trato. Piensa que estoy siento muy benevolente contigo porque te estoy pidiendo la mitad de lo que debería exigirte. Penetra mi corteza y riega con tu semen mi tronco... necesito fortalecer mi savia con nuevos nutrientes.
- Oh, vamos... pretendes que me desolle la verga en tu rasposa piel y quede en carne viva?
El árbol adoptó una nueva forma. Ante la vista del joven aparecieron las carnosas nalgas de Unai y su estrecho y rosado agujero. Belver no dudó en penetrar y abrazar el tronco moviendo sus caderas como un endemoniado hasta que sintió cómo aquella extraña oquedad en la corteza le aprisionaba el falo produciéndole un dolor inmenso hasta hacerle eyacular... Las puertas se abrieron y empujaron al muchacho al interior.
- Recuerda que me has dado la mitad del precio estipulado. A la vuelta, la persona que te acompañará deberá realizar lo mismo que acabas de hacer pero desde el interior si queréis encontrar la salida al bosque. "Lleváis" colgando la llave entre las piernas, más os vale no perderla.
Creo que no hace falta decir que fue Ferloklath el artífice de este juego.
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Rheiki, como ha quedado bien descrito en el post anterior de mi compañero, reunió y organizó a toda la manada a la hora de levantar el campamento. La urgencia es como la adrenalina de una buena trama, los conflictos y obstáculos, los palos y pértigas que los personajes deben utilizar para mantener vivo nuestro interés por ellos y sus hazañas.
El líder del grupo asignó con acierto las labores de las que cada cual debía encargarse: abastecer al grupo de alimentos y provisiones para el viaje, organizar el menaje, las pieles y telas de abrigo, así como revisar el armamento y engrasar los carros de transporte. Durante unas tres horas la actividad fue frenética y apenas hablaron unos con otros de tan concentrados que estaban en sus respectivas labores. Rheiki se sentía orgulloso de ver cómo los integrantes de la manada trabajaban bien en equipo... Unai y Volthur perfectamente compenetrados así como Andreas y Daven; las mujeres igualmente haciendo gala de su fuerza, inteligencia y capacidad de organización.
Al poco tiempo de iniciar la marcha, 'El Lago' - hermoso escenario de aquella noche de pasión entre Rheiki y unai - y 'Río de Lágrimas' pronto desaparecieron de la vista de los viajeros. Unai no quiso mirar hacia atrás, no deseaba dejarse embargar por la emoción y la nostalgia. "No huyo de nada ni de nadie, pensó, tan sólo voy en busca de una nueva vida, nuevas tierras donde nacerá mi hijo, nuestro hijo."
Del carromato que iba a la cabeza del grupo tirado por dos potros salvajes, el fauno era quien llevaba las riendas escoltado por el centauro que se encargaba a su vez de orientar y conducir a los equinos por los senderos adecuados. En el interior del mismo, bajo el techo de pieles y ramas. Unai removía al fuego una cacerola que contenía hidromiel y bayas silvestres al tiempo que amasaba con sus manos una torta de higos secos rellena de nueces y almendras. El omega se encargaba de mantener calientes los estómagos de los alfas y del resto del grupo. En el segundo carromato conducido por Volthur, el cervatillo dormitaba en brazos de la licántropa mientras que Daven se afanaba en hacer diferentes trampas para cangrejos, pájaros y peces.
Al caer la tarde, encendieron antorchas y lámparas de aceite fabricadas con el sebo y grasa de jabalíes, osos y ciervos... bajo los efectos de la bebida y al arrullo del fuego, Ruth se atrevió a entonar varios cánticos originarios de su tierra. Aquellas melodías hablaban de que en un principio sólo existía el vacío. No había océano que ocupara un vasto imperio, ni árbol que levantase sus ramas o hundiera sus raíces en las tierras gélidas. Más al norte allá donde el abismo, se formó una región de nubes y sombras donde muy pocas criaturas apenas sobrevivir. En el sur se formó la tierra del fuego y volcanes con Los doce ríos de pura agua glacial que transcurrían desde la montaña sagrada hasta encontrarse con los correspondientes valles transportando amargo veneno en sus aguas hasta que pronto se solidificaron. Cuando las heladas aguas del norte tocaron los rígidos cuerpos serpentinos de los ríos, el abismo se llenó de gélida escarcha.
Cuando el aire cálido que soplaba desde el sur empezó a derretir la escarcha, de las amorfas aguas surgió un gigante de hielo, el primero de todos los seres vivientes.
Unai se acercó a Rheiki y le abrazó por la espalda, apenas podía abarcar con sus brazos los anchos hombros del fauno que se estremeció con el contacto de su omega.
El pelirrojo llevó algo de comer y bebida caliente al líder del grupo.
- ¿Quieres que me encargue de las riendas mientras descansas un poco? dijo Unai
El macho cabrío con tan sólo uno de sus brazos agarró al sumiso y lo sentó entre sus peludos muslos.
- Mejor las llevamos entre los dos ¿te parece? qué calentito estás siempre cabrito mío - susurró el fauno al oído de Unai mientras le acariciaba el vientre - Tienes ya un poco de barriguita, no? a ver, déjame que te palpe los pezones... Mmmmmmm
El alfa estrechó entre sus brazos al muchacho que olía a hierba húmeda tras la lluvia, a trigo germinado al sol, a leche y pan recién horneado, a macho y hembra, a miel caliente que enciende el sexo de los sembradores. Unai era el refugio que cualquier guerrero necesita.
La madre siguió cantando hasta que embriagada de hidromiel quedó dormida y Volthur vino a cubrirla. Las letras de sus canciones hablaron de que el cuerpo del gigante de hielo se convirtó en tierra y sus cabellos en árboles. Con su calavera los dioses formaron la bóveda de cielo, que atestaron de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas chispas son las estrellas y los planetas. Pero desafortunadamente, en esta ocasión, la noche era muy fría y oscura.
De repente, como un relámpago apareció una extraña criatura en mitad de las sombras
http://imgur.com/a/wE4cF
Los caballos se asustaron y levantaron sus patas delanteras manteniéndose en equilibrio sobre sus cuartos traseros. El carromato estuvo a punto de volcar. La manada estaba en peligro.
(Qué calentito y seguro se está entre tus brazos :) Me temo que algo grave va a suceder. Lo presiento)
- Déjame entrar, gritó enfurecido Belver
- Estás lleno de ira y odio. ¿Acaso piensas que eres el único que sufre por amor y deseo?
Irritado el árbol se vengó disparándole una rama afilada a Belver que le pasó rozándole el rostro. "Al igual que tú yo también quise dar caza y muerte a una ninfa que nunca quiso someterse a mis deseos. Los dioses envenenaron mis flechas devolviéndolas contra mí; apenas había concluido mis súplicas rabiando de dolor, cuando todos mis extremidades se me entorpecieron volviéndose rígidas y leñosas. Mis entrañas se cubrieron de una tierna corteza, los cabellos se convirtieron en hojas, los brazos en ramas, y los pies, que eran antes tan ligeros, se transformaron en retorcidas raíces. Acércate y coloca tu mano derecha en mi tronco y advierte cómo aún palpita el corazón de mi amada dentro de la nueva corteza."
- ¿Qué castigo te infringieron los dioses? preguntó el joven al árbol.
- Ya que no puedes ser un amante de noble corazón, al menos serás un árbol consagrado a la deidad- me dijeron los dioses. Tus cabellos, lira y aljaba se adornarán de laureles. Ceñirás las sienes de los alegres líderes de la batalla cuando el alborozo publique su triunfo y suban al capitolio con los despojos que hayan ganado a sus enemigos. Serás el fiel guardián de las puertas de los enamorados, cubriendo con tus ramas la puerta que está en medio, y así como tus cabellos se conservan en su estado juvenil, tus hojas permanecerán siempre verdes.
- Está bien, te pido disculpas por haberte herido con una de mis flechas. Me dirijo a la ciudad que hay ahí dentro porque me han dicho que voy a encontrarme con una persona muy especial. Dime cómo puedo llegar a Corazón Del árbol...
- Dame tu simiente
- ¿Cómo, estás loco? exclamó Belver
- Entonces no hay trato. Piensa que estoy siento muy benevolente contigo porque te estoy pidiendo la mitad de lo que debería exigirte. Penetra mi corteza y riega con tu semen mi tronco... necesito fortalecer mi savia con nuevos nutrientes.
- Oh, vamos... pretendes que me desolle la verga en tu rasposa piel y quede en carne viva?
El árbol adoptó una nueva forma. Ante la vista del joven aparecieron las carnosas nalgas de Unai y su estrecho y rosado agujero. Belver no dudó en penetrar y abrazar el tronco moviendo sus caderas como un endemoniado hasta que sintió cómo aquella extraña oquedad en la corteza le aprisionaba el falo produciéndole un dolor inmenso hasta hacerle eyacular... Las puertas se abrieron y empujaron al muchacho al interior.
- Recuerda que me has dado la mitad del precio estipulado. A la vuelta, la persona que te acompañará deberá realizar lo mismo que acabas de hacer pero desde el interior si queréis encontrar la salida al bosque. "Lleváis" colgando la llave entre las piernas, más os vale no perderla.
Creo que no hace falta decir que fue Ferloklath el artífice de este juego.
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Rheiki, como ha quedado bien descrito en el post anterior de mi compañero, reunió y organizó a toda la manada a la hora de levantar el campamento. La urgencia es como la adrenalina de una buena trama, los conflictos y obstáculos, los palos y pértigas que los personajes deben utilizar para mantener vivo nuestro interés por ellos y sus hazañas.
El líder del grupo asignó con acierto las labores de las que cada cual debía encargarse: abastecer al grupo de alimentos y provisiones para el viaje, organizar el menaje, las pieles y telas de abrigo, así como revisar el armamento y engrasar los carros de transporte. Durante unas tres horas la actividad fue frenética y apenas hablaron unos con otros de tan concentrados que estaban en sus respectivas labores. Rheiki se sentía orgulloso de ver cómo los integrantes de la manada trabajaban bien en equipo... Unai y Volthur perfectamente compenetrados así como Andreas y Daven; las mujeres igualmente haciendo gala de su fuerza, inteligencia y capacidad de organización.
Al poco tiempo de iniciar la marcha, 'El Lago' - hermoso escenario de aquella noche de pasión entre Rheiki y unai - y 'Río de Lágrimas' pronto desaparecieron de la vista de los viajeros. Unai no quiso mirar hacia atrás, no deseaba dejarse embargar por la emoción y la nostalgia. "No huyo de nada ni de nadie, pensó, tan sólo voy en busca de una nueva vida, nuevas tierras donde nacerá mi hijo, nuestro hijo."
Del carromato que iba a la cabeza del grupo tirado por dos potros salvajes, el fauno era quien llevaba las riendas escoltado por el centauro que se encargaba a su vez de orientar y conducir a los equinos por los senderos adecuados. En el interior del mismo, bajo el techo de pieles y ramas. Unai removía al fuego una cacerola que contenía hidromiel y bayas silvestres al tiempo que amasaba con sus manos una torta de higos secos rellena de nueces y almendras. El omega se encargaba de mantener calientes los estómagos de los alfas y del resto del grupo. En el segundo carromato conducido por Volthur, el cervatillo dormitaba en brazos de la licántropa mientras que Daven se afanaba en hacer diferentes trampas para cangrejos, pájaros y peces.
Al caer la tarde, encendieron antorchas y lámparas de aceite fabricadas con el sebo y grasa de jabalíes, osos y ciervos... bajo los efectos de la bebida y al arrullo del fuego, Ruth se atrevió a entonar varios cánticos originarios de su tierra. Aquellas melodías hablaban de que en un principio sólo existía el vacío. No había océano que ocupara un vasto imperio, ni árbol que levantase sus ramas o hundiera sus raíces en las tierras gélidas. Más al norte allá donde el abismo, se formó una región de nubes y sombras donde muy pocas criaturas apenas sobrevivir. En el sur se formó la tierra del fuego y volcanes con Los doce ríos de pura agua glacial que transcurrían desde la montaña sagrada hasta encontrarse con los correspondientes valles transportando amargo veneno en sus aguas hasta que pronto se solidificaron. Cuando las heladas aguas del norte tocaron los rígidos cuerpos serpentinos de los ríos, el abismo se llenó de gélida escarcha.
Cuando el aire cálido que soplaba desde el sur empezó a derretir la escarcha, de las amorfas aguas surgió un gigante de hielo, el primero de todos los seres vivientes.
Unai se acercó a Rheiki y le abrazó por la espalda, apenas podía abarcar con sus brazos los anchos hombros del fauno que se estremeció con el contacto de su omega.
El pelirrojo llevó algo de comer y bebida caliente al líder del grupo.
- ¿Quieres que me encargue de las riendas mientras descansas un poco? dijo Unai
El macho cabrío con tan sólo uno de sus brazos agarró al sumiso y lo sentó entre sus peludos muslos.
- Mejor las llevamos entre los dos ¿te parece? qué calentito estás siempre cabrito mío - susurró el fauno al oído de Unai mientras le acariciaba el vientre - Tienes ya un poco de barriguita, no? a ver, déjame que te palpe los pezones... Mmmmmmm
El alfa estrechó entre sus brazos al muchacho que olía a hierba húmeda tras la lluvia, a trigo germinado al sol, a leche y pan recién horneado, a macho y hembra, a miel caliente que enciende el sexo de los sembradores. Unai era el refugio que cualquier guerrero necesita.
La madre siguió cantando hasta que embriagada de hidromiel quedó dormida y Volthur vino a cubrirla. Las letras de sus canciones hablaron de que el cuerpo del gigante de hielo se convirtó en tierra y sus cabellos en árboles. Con su calavera los dioses formaron la bóveda de cielo, que atestaron de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas chispas son las estrellas y los planetas. Pero desafortunadamente, en esta ocasión, la noche era muy fría y oscura.
De repente, como un relámpago apareció una extraña criatura en mitad de las sombras
http://imgur.com/a/wE4cF
Los caballos se asustaron y levantaron sus patas delanteras manteniéndose en equilibrio sobre sus cuartos traseros. El carromato estuvo a punto de volcar. La manada estaba en peligro.
(Qué calentito y seguro se está entre tus brazos :) Me temo que algo grave va a suceder. Lo presiento)